23

3.2K 370 79
                                    

Debido a la extrema velocidad en la que Klaus iba manejando, no pudo detenerse a tiempo y chocó con el auto de Hazel y Cha Cha; bueno, tampoco es como si hubiese querido detenerse. Hazel y Cha Cha salieron volando de ahí, Luther miró con desconcierto al darse cuenta que solo Seis se encontraba ahí, mientras que Seis desaparecía y aparecía dentro del auto donde Klaus y Diego se encontraban.

—¿¡Están locos!?—Les grito haciendo que ambos hombres se sobresaltaran y se encogieran en su lugar.

—Sole...

—¿Cómo llegaron aquí? No, ¿Por que estás aquí? ¿Como es que nos encontraron? ¿Que hacen aquí?—Les cuestiono la rubia con velocidad.

—Los seguimos.—Confeso Klaus. Seis abrió sus ojos con molestia y sorpresa, Klaus inmediatamente negó.—No. No a ustedes. Diego quería venganza por su amiga, y seguimos a Hazel y Cha Cha.

—¡Pudo haber sido peligroso! No. No. No. Es peligroso. ¿Que les pasaba por la tonta cabeza, ah?—Les regaño mirando a ambos. Su mirada paso de una molesta a una muy preocupada al haber observado con detenimiento el rostro de Klaus.—¿Que fue lo que te paso? ¿Quién te golpeó? ¿Estas bien? ¿Por que tienes golpeada la mejilla?

Klaus soltó una risita atontada debido al extremo cambió de humor de Seis.—Estoy muy bien, mi Solecito.

—Yo estoy bien, gracias por preguntar.—Comentó Diego, sobando su brazo.

—Si. Si. Como sea.—Seis respondió sin darle importancia y moviendo su mano al aire.—Son unos idiotas de primera. Pero eso no importa ahora, tenemos que salir de aquí. Ahora mismo.

Klaus obedeció y abrió la puerta, saliendo de ahí, seguido salió Seis y al final Diego, que por cierto fue ayudado por Klaus y Seis. Luther se encontro con ellos segundos despues y les ayudo, haciendolo mas facil y llevando a Diego en sus brazos. Klaus y Seis se tomaron de la mano y así los cuatro comenzaron a correr al auto.

—¿Saben donde esta Cinco?—Les pregunto Klaus.

—¡No!—Seis y Luther gritaron a la misma vez, apresurando su paso.

—Suban al auto.—Les ordeno Seis abriendo la puerta.—¿Que esperan? ¡Rapido!

Klaus obedeció y ayudo desde adentro a meter a Diego, después se introdujo Seis.

—¡Arranca Luther!—Exclamó Klaus.

—¿Pero y Cin...?

—¡Se están dando cuenta! ¡Rápido, rápido!—Le ordenó Seis, observando como Cha Cha abría el maletín.

—Vámonos.—Comentó Ben con una gran sonrisa, siendo únicamente escuchado por Klaus.

Seis y Klaus le mostraron su dedo corazón a Hazel y Cha Cha desde el auto, antes de que Luther arrancara a toda velocidad y se fueran de ahí.

—Diablos.—Hazel musitó con frustración.

Cha Cha vació el maletín, solo sacando de ahí puros cacharros. Se levanto del suelo con enojo y miro el auto que poco a poco desaparecía de su vista.—¡Mierda!

┏━━━━━━━━━━━┓
☂️
┗━━━━━━━━━━━┛

—Eso estuvo cerca.—Klaus comentó entre una risa entrando a la casa.

—Seis.—Llamo Luther. Seis sabia lo que se avecinaba, un montón de preguntas, por eso ignoro por completo a Luther y camino directo a las escaleras, esquivando la gran lampara que se encontraba en medio pasillo.—Espera. ¡Seis!—Corrió a ella y antes de que pudiera poner un pie en el primer escalón, Luther la había detenido tomándola del brazo.—¿Donde esta Cinco?

—No lo se.

—¿Que? ¿Como que no lo sabes? Ustedes siempre se la pasan pegados. Son uña y mugre.—La miro con desconcierto.

—Sí. Pero ahora no lo estamos, y no se dónde está.—Seis se encogió de hombros, mintiendo a la perfección.

—No te creo. No te preocupaste por el ni un segundo, sabes donde esta.—Afirmó levantando una de sus cejas.

—Hey, hey, hey.—Klaus interrumpió acercandose. Tomó la mano de Luther y la separó del brazo de Seis.—Si mi Solecito dice que no sabe dónde esta, es por que es así. Nos vamos.

Klaus tomó la mano de Seis y jalo de ella, para que ambos subieran las escaleras hasta las habitaciones. Luther arrugó su entrecejo molesto por la actitud de Klaus y se giro a Diego, buscando una explicación.

—A mi ni me mires.—Fue lo primero y ultimo que dijo antes de seguir los pasos de Klaus y Seis.

┏━━━━━━━━━━━┓
☂️
┗━━━━━━━━━━━┛

—Estoy exhausta.—Comentó Seis tirándose a la cómoda cama de Klaus. Klaus le sonrió y copió su acción, tirandose a un lado de ella. Seis de inmediato llevo una de sus manos a la mejilla, ligeramente rojiza de Klaus.—¿Que te paso, Klaus?

—Una grandiosa pelea en un bar.—Explicó sin dar muchos detalles.—Diego y yo hicimos buen equipo.

—Me lo imagino.—Soltó una ligera risa.

Pero Seis no se sentia del todo comoda, y no era porque no le gustara pasar tiempo a solas con Klaus, eso sería estúpido. Seis sentía la enorme tristeza y culpa que cargaba Klaus. Desde que había llegado Klaus de su viaje al pasado, Seis la había sentido, pero ahora ese sentimiento era mucho mas grande y sofocante y no la dejaba sentirse cómoda; hacía que ella se sintiese triste, tam triste como para irse a un rincón y llorar toda la noche.

—¿Por que estas triste, Klaus?—Le preguntó directamente y sin despegar la mirada de él.

Klaus balbuceo unos segundos, sin saber que responder. No le mentiría diciendo que no le pasaba nada porque solo seria una perdida de tiempo.

—Has estado así desde que regresaste del viaje, ¿Que fue lo que te paso allí? ¿Que ocurrió?

Klaus negó dándose la vuelta, evitando que Seis mirará sus llorosos ojos y a su vez jalando el brazo de ella para que terminara abrazandolo. Seis sonrió enternecida y aceptó acurrucandose más a el, pasando su otro brazo debajo del cuello de Klaus y así quedar en una comoda posición de cuchara, siendo Seis la cuchara. Klaus no mentiría, se sentía protegido estando así.

—Prometo contarte todo, pero ahora necesito que por favor me quites esto, aunque sea solo por unos minutos o horas.—Pidió aguantando el doloroso nudo que se formaba en su garganta.

—Claro que si, Klaus.—Accedió Seis, haciendo brillar sus ojos y quitándole ese enorme peso que llevaba Klaus, absorbiendo todo. Hasta el punto de que a ella se le salieran unas pocas lagrimas debido al enorme sentimiento de Klaus.—Ya está, cariño. Puedes dormir sí quieres, yo me quedaré aquí.

Velando tus sueños.

—Gracias.—Le susurró apretando más la mano de ella.

—No hay de que, Klaus.—Le dijo Seis, dando ligeras caricias a su cabello. Klaus sonrió antes de caer rendido y por fin, después de muchos años, poder dormir sin que una pesadilla lo atormentara.

THE GIRL | Klaus HargreevesWhere stories live. Discover now