Capitulo 5

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Después de calentar el agua para ambos, le había contado todo lo que había pasado, el se quedó algo inseguro, realmente era un tema delicado. 

La habitación después de aquello se quedó muda, era un silencio algo incómodo. Cuando la ventana se abrió de golpe, fue cuando todo volvió a la normalidad. 

Ambos miramos la ventana asustados y corriendo fui a cerrarla y encajar una tabla para que el frío no entrase. 

- Joder, otra tormenta - dije fastidiado, para después mirar a Rubius, quien estaba encogido en su sitio. 

- Pues por esa fuerza, aun le queda Mahe - dijo Rubén algo nervioso, frunci el ceño y golpee la pared impotente. 

- Eso quiere decir que no podemos salir a buscar ayuda, ni puedo llamar a nadie porque los móviles están puto inservibles, ni tampoco dormir o comer porque la casa esta rota... - dije cerrando los ojos con fuerza, mientras me deslizaba hacia abajo por la pared de madera, estaba soltando todo lo que llevaba dentro desde que había llegado. 

Rubius me miro en silencio para despues comenzar a reír, le mire sin entender.

- ¿Que? - pregunte sin entender, su risa se transformó en una sonrisa, ahora parecía mas tranquilo que comparado hacia unas horas. 

- Nunca te había visto llorar, Mahe - dijo vacilón, haciendo que llevará mis manos a la cara y me limpiará, dándome cuenta de las lágrimas que había soltado, casi nunca lloraba. No tarde en sonrojarme avergonzado, ocultando mi cara cohibido. 

Rubén me hizo un gesto para que me acercara y así lo hice, el me sonrió, haciendo que me pusiera más nervioso. 

- Será mejor que duermas, cabrón. Seguro que no has parado en todo el rato - dijo agarrándome del brazo para que me sentará con el, mis lágrimas no paraban de salir y aquello impedía todavía más mi vista. 

- Ya he dormido - dije intentando levantarme, pero el hijoputa me tenía bien sujeto, neganda con la cabeza. 

- Uy si, en el suelo. No me seas gilipollas Mangel - dijo haciendome un huequito en el estrecho sofá, me quedé en silencio durante unos segundos. ¿Que coño? Asenti nervioso y me tumbe mirando al fuego. 

- ¡Ay mi Mahe! Que me cuida - dijo dándome un abrazo por la espalda, sonrojandome al instante, era un momento muy incómodo y cómodo al mismo tiempo.

- Solo será un rato... Después seguiré buscando ayuda - asegure algo nervioso, Rubius se apretó todavía más a mi, incómodandome. Hacia ya mucho tiempo que no estábamos así, y es más, desde 2013 que no lo hacíamos por gusto, al final siempre era por contentar a los fans, pero aquí estábamos solos... No había nadie que hacer feliz, solo nosotros y aquello me ponía más nervioso. 

- Ahora si se está caliente, esas mantas no cubren una mierda - respondió, ignorando mi comentario, suspire y cerré los ojos, la verdad es que el sofá era mucho más cómodo que el suelo. 

[...]

Un ardor en mi pierna me levanto de golpe con un grito, encontrandome a Rubius sentado en el suelo recogiendo el vaso que había utilizado para beber, mientras se tapaba la boca intentando ocultar la risa. 

- ¿¡Que coño te pasa tío!? - dije molesto, haciéndole estallar a carcajadas. 

- Perdón, solo quería agua, no estaba en mis planes quemarte - dije burlón, frunci el ceño. 

- Serás cabrón... Olvidate de más agua hijoputa - dije sentándome en el sofá indignado mientras el seguía riendo, bufé molesto, ahora la pierna me ardia. 

- Voy ha seguir buscando una salida, tu haz lo que te salga de la polla - dije levantándome hacia la puerta molesto, el se arrastró, mirándome como dejaba la casa. 

Abri la puerta y escuche un ruido, mire hacia abajo y di un grito, cerrando la puerta al instante, dándome la vuelta y mirando a Rubius asustado. 

- ¿Y ahora que? - pregunto, levantándose con la ayuda de la pared. 

- Hay dos putos ciervos en la puerta - dije nervioso, me estaban mirando fijamente, Rubius me miro atónito para después volver a reír. 

- Son solo dos Bambis, no va a pasar nada subnormal - dijo burlón entre risas, le mire molesto, otra vez se estaba riendo de mi. 

- Tío, que tienen cuernos y cara de mala ostia - dije asustado, la risa de Rubius paro e hizo una señal para que me acercara. 

Me acerque en silencio y el me hizo el gesto para que le cogiera en brazos, solté una carcajada incrédulo ¿Es enserio? 

- No te rías cabrón ¡Que estoy cojo! - dijo indignado, sonreí burlón y le cogí como una princesa, el apartó su mirada de mi avergonzado, dándose cuenta de lo que había pedido. 

- Joder, como pesas - dije riendo, recibiendo una mirada de su enojo. 

- ¿Me enseñas los putos bambis o que? - dijo, haciendome reír para después asentir, trayendole hacia la ventana, los ciervos levantaron su vista y nos miraron, Rubius saludo con su mano algo nervioso. 

Una de ellos corrió hacia la cabaña y se estrelló contra ella, haciendome retroceder y caer de espaldas. Ambos nos miramos sorprendidos. 

- Que mala ostia tiene el ciervo - dijo Rubén impactado. 

- Espero que no nos tiren la casa - comente nervioso ¡Se suponía que los ciervos eran asustadizos! 

- Joder, pues yo espero que no me coman - dijo soltando una carcajada, rei con el. 

- Creo que mejor, hoy me quedo aquí - dije tumbando me en el suelo al completo. 

[...]

- ¿Seguro que es una buena idea?  - dijo Rubius desde la encimera de la cocina, había decidido intentar arreglar el enchufe para conectar el móvil y pedir ayuda, pero el muy cabrón no paraba de molestar con sus preguntas. 

- Joder ¿Tienes otra idea? Además, quito el moho y arreglado - dije cansado, estaba apuntó de limpiarlo con un trapo que ni siquiera estaba mojado. 

- Meter los dedos en un enchufe no de las mejores ideas, Mahe. Además ¿El moho negro no era tóxico? - explicó Rubén lógico, tire el trapo molesto, en la caja de fusibles ya había desconectado todo por si acaso, así no podría electrocutarme. 

- Entonces dime una idea, genio - dije acercándome a el con los brazos cruzados, esperando una respuesta. 

Su mirada se fue al techo y comenzó a pensar con los dedos en su perilla ridícula, Rubius nunca había tenido mucho pelo en la barba y aquí encerrado se la había tenido que dejar, dejando sus cuatro pelos prepuber al descubierto. 

- Recuerdo que de pequeño, cuando iba con mi abuelo a pescar los sábados, siempre me encontraba con cazadores - explicó haciendo que mi cara se iluminase. 

- ¿Y a que día estamos?  - dije sonriente, el levanto sus hombros y negó con la cabeza. 

- Haber, llegamos el jueves, pasamos tres días haciendo cosas... Luego, creo que llevamos encerrados dos días... - empezó a decir pensativo. 

- Estamos a martes... - dije molesto, aun nos quedaban cuatro días pasando frío... A menos que encontráramos otra solución...

- Por si acaso saldré a buscarlos mientras tu piensas algo - dije nervioso, no había otra solución. 

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⏰ Last updated: Mar 09, 2019 ⏰

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Snow (Rubelangel)Where stories live. Discover now