La Consulta.

Doctor Flores.

Germán caminó rápidamente a uno de los estantes buscando frascos esterilizados para las muestras de orina y los dejó en la encimera, se alejó y desordeno todo un mueble sacando de un cajón 5 frascos pequeños y una aguja.

Se giró y miro a Hernán, quien cada vez se sentía más incómodo, se dio media vuelta y agarró un par de guantes. Se los puso lentamente haciendo sonar el látex contra su piel, puso todas las cosas en una bandeja y se encaminó al nervioso paciente. Prendió la luz auxiliar y con una voz más ronca de lo normal dijo:

-Ve al baño que está ahí.- Apunto una puerta.- Orina en estos frascos, lo más que puedas y luego vuelve.- Hernán hizo caso, camino y entró en aquel cuartucho que el doctor había señalado, intentó mear pero se le era imposible, luego de varios minutos intentando orinar, lo consiguió, se lavó las manos, salió de allí y le entregó al doctor los frascos con su, aún, caliente orina. El doctor le indicó que se recostara en la camilla que tenía en frente.- Necesito que te arremangues la camisa, o si te es más cómodo que te la saques de éste brazo.- Hernán sentía como lo miraba mientras decidía qué hacer y sin darse cuenta se estaba desabotonando la camisa. Sacó el brazo que el doctor le había indicado y lo puso sobre la mesita de metal que estaba junto a la camilla.

Germán tomó una banda elástica y envolvió el brazo de su paciente mientras le decía:

-Si te llegas a marear por favor avísame.- hizo una pausa y con tono burlón añadió: Y no vomites, te lo suplico.

Dicho eso, comenzó a extraer las muestras de sangre suficientes para llenar los tubitos que estaban en la mesa de metal quirúrgico, ignorando completamente la cara avergonzada de Hernán.

Cuando terminó, Hernán miró a Germán para ver que hacer, sin respuesta alguna se cubrió el brazo esperando instrucciones que pronto llegaron.

-Espere media hora los exámenes, cuando estén listos, Claudia, la secretaria lo llamará, también los puede venir a retirar mañana temprano si así desea.

Hernán miraba todo lo que Germán hacia a medida que le hablaba,

-Supongo que la Doctora Ohàra te dio algo para los vómitos.- Intentó bromear Germán,

-S-Sí,- Logro musitar aquel pobre hombre llamado Hernán que fallecía solo con la presencia de aquel hombre.

-Fantástico.- se paró y se dirigió a un escritorio que había en la estancia.- Mira... acá están mis datos por si te quieres comunicar conmigo para cualquier cosa.- ¿Estaba...coqueteando?

-Te-tengo el volante del consultorio.- Germán se acercó y quito de las manos el volante del que hablaba Hernán.

-Pero éste es el de la secretaria, el de acá,- Movió su mano mostrando la tarjeta,- Es el mío.

Hernán con el brazo recién atacado por la aguja intentó agarrar la tarjeta, pero no pudo, estaba demasiado débil. Giró un poco su cuerpo para lograr agarrarla con la otra mano. Al tenerla en su poder la observo detenidamente:

Centro de laboratorios MedPlus+

Doctor Germán Flores

+56 9 1422 8254

Horario de atención: Lunes a Viernes: 08:30-17:30 horas.

Sábado, Domingo y festivos: 09:30-13:00 horas

-Muy bien Doctor Flores,- Hizo énfasis en su apellido y continuó.- Esperaré los mensajes afuera mientras tomo un café.- Ahora Hernán intentaba coquetear.

Dicho y hecho, Hernán se paró y fue directamente a la puerta esperando que Germán hiciera algo para detenerlo, como en las películas pero no sucedió. Salió y fue efectivamente a buscar un café a la diminuta cafetería que había en el consultorio. Mientras miraba detenidamente cada detalle del lugar y como la extraña secretaria hacía esfuerzos por no caer dormida del aburrimiento mientras repetía una y otra vez su rutinaria frase "¿Sí? ¿Tiene orden de examen? Bienvenido a medplus ¿en qué lo podemos ayudar?" esperaba que su café de vainilla estuviera listo, escuchaba como el agua goteaba y el olor a café salía. Sintió una presencia a su costado, preparando algún café o algo así, de reojo vio que era una rubia alta, muy elegante giró su cabeza para observar bien a dicha mujer que hablaba por un auricular. Sin haberse dado cuenta de que el doctor Flores había salido de su laboratorio, se acercó a aquella chica y la saludó.

-¡Hola cariño!- Dijo casi en un grito la mujer, muy efusiva.