𝐒𝐎𝐘 𝐏𝐎𝐄𝐓𝐀, MARGO AEZA

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Soy poeta.
Quien encuentra una lágrima detrás de una sonrisa,
o una excusa para exprimir la mirada,
y siempre un ratito para ausentar las melodías
mientras se escuchan y se cantan,
porque para cada verso existe una risa,
al mismo tiempo que se arrastran las riñas.
Soy poeta.
Porque heredé una soledad
que aún no logro descifrar
y admiro en mis autores favoritos.
Porque soy dramática,
pesimista y reflexiva,
auténticamente insegura y soberbia.
Soy mujer,
que lleva consigo una fortaleza repartida,
una confrontación a las costumbres,
una apreciación por las orquídeas
a pesar de no ser igual que ellas
(no siempre).
Soy poeta.
Descubriendo una sensibilidad
dentro de todas las razones,
enterrando todo menester
debajo de todos los caprichos.
Tan humana como las palabras logran describir,
dependiendo de ellas para toda purificación,
intentando evitar que se desprecian a sí mismas
por los discursos autocomplacientes
a las que están acostumbradas.
Tan humana como una definición no puede abarcar,
como las filosofías enredan,
y la literatura se dedica a interpretar;
caracterizada por las constantes contradicciones,
las situaciones redundantes,
ejemplificada en el prójimo
y luchando por distinguirme.
Soy humana, mujer, poeta,
en estricto orden y sin restricciones;
soy idea, metafísica, física cuántica;
un detalle dentro de billones de estrellas,
la estrella de alguien aquí en la Tierra
(por lo menos de mi madre).
Soy lectora y aprendiz y pájaro en el viento.
Un abrir de ojos que rara vez se concentra,
pero eternamente al tanto de la generalidad de las cosas
y amando las particularidades.
Perpetuamente rara y a veces, demasiado normal.
Vistiendo trapos que portan marcas,
tropezando al coquetear,
huyendo de muchas victorias
por miedo a fracasar.
Reutilizando letras y pensamientos
y aprehendiendo tantas heridas
por el simple hecho de comprender
y no comprender
un repertorio de palabras,
porque odiar a los espejos,
y rememorar cosquillas,
y analizar los excesos,
se han vuelto círculos viciosos.
A veces estoy gorda,
y otras,
soy modelo.
Otras veces me sostengo
mientras me dejo caer sobre un sufrimiento,
tan ridículo,
que hasta da pereza.
Muchos de mis recuerdos
son falsos,
pero algunos se remontan a las plazuelas
que la inocencia y los juegos
han hecho tan triste el presente.
Soy poeta.
Realmente no sé qué significa,
pero escribo;
puede que por costumbre,
aunque ciertamente canse,
porque de muchas formas, libera;
de otras formas, encadena...
no tengo claro qué es mejor,
o cuándo es mejor,
no tengo clara la noche;
no entiendo de matemáticas,
de astros,
de historia;
me hago la filósofa
aunque me cuesten los procesos mentales,
y por eso tampoco tengo clara
su presencia en mis poesías.
Pero están.
Como yo,
(si no queremos preguntarnos muchas cosas).
Si estoy o no estoy,
si existo o no existo,
si existes o no existes,
si siento o presiento o interpreto,
si puedo morir o solamente me engaño,
no lo sé.
Pero dependo de un hogar
que sólo me admite en esa definición:
soy poeta.

SOY POETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora