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Desperté y Arianna estaba a mi lado. Pensaba que iba a escaparse como el otro día, pero no fue así. Me sentí aliviado y feliz de tenerla cerca. No sabía que esto era lo que se sentía cuando amaneces al lado de alguien importante y que quieres; esto era lo que me hizo falta ese día. 

No recordaba en qué momento nos quedamos dormidos, estuvimos algo sentimentales anoche. Por una diferencia salimos peleando, luego nos reconciliamos, hicimos el amor y luego salimos llorando; fueron varias emociones juntas. 

Arianna se veía en un profundo sueño y no quería molestarla, así que me quedé observándola. 

Estuvo un rato así, no sé a ciencia cierta cuánto, pero cuando despertó se sobresaltó.

—Buenos días, ternura. ¿Cómo te sientes?

Desvió la mirada y sonreí.

—¿Qué hay con esa expresión de vergüenza?

—Creí que estaba soñando.

—No, no fue un sueño. ¿No estás lastimada?

—No, estoy bien. Iré a bañarme para preparar el desayuno. ¿De acuerdo, guapo? Espérame aquí, no te vayas— se levantó de la cama para ir al baño.

Fui a la cocina y preparé el café. Mientras estaba en la cocina, escuché que salió del baño. Rato después, salió a la cocina bien vestida.

—¿Vas a irte ya? — le pregunté.

—Claro que no, voy a preparar el desayuno para los dos y luego me toca ir a la empresa.

—Ya veo. ¿Puedo usar tu baño?

—Claro.

Fui al baño y traté de orinar, pero me ardía mucho. Este es mi castigo por sobrepasarme tanto anoche. 

Me di un ligero baño, al terminar el aseo, me quedé solo en la toalla. Parecía un pollito mojado y hasta despeinado, no sé si deba cortar este pelo. Fui a la cocina y aprovechando que Arianna estaba de espalda, la abracé.

—¿Te puedo ayudar, linda?

—No, ya estoy terminando. 

Bajé mis manos a sus caderas y las apreté.

—Vas a mojar mi ropa, pervertido.

—Tu ropa interior nadie la ve.

—No hablaba precisamente de esa— soltó una risita traviesa y reí.

—Esta falda te queda muy ajustada, se pueden apreciar muy bien tus curvas.

—¿Te gusta?

—Me fascina — removí el cabello de su cuello y me acerqué para besarlo.

—Bruce… 

Lamí su cuello y subí a su oreja.

—Ven a vivir conmigo, Arianna.

—¿Qué? 

La giré hacia mí y me acerqué.

—Que vengas a vivir conmigo otra vez, pero esta vez es definitivo. Arreglemos lo de nuestro matrimonio, hablemos con el abogado y que tome las medidas pertinentes para anular tu matrimonio con Omar. Al fin y al cabo, no es del todo válido.

—¿Tú realmente hablabas en serio anoche?

—¿No me creíste?

—Es difícil de creer.

Un Secreto Entre Tu Y Yo [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora