Único

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Marinette intentaba con todas sus fuerzas retener los sollozos que amenazaban con salir.

Ella pensaba que ese día sería como cualquier otro, pero desgraciadamente para la Dupain-Cheng esto no fue así.

La razón de sus lágrimas tenía nombre, Adrien Agreste. Aquel rubio que ella tanto amaba acaba de hacer oficial su relación con Kagami.

Cuando él se lo contó a todos, el corazón de la azabache dejo de latir; o al menos eso creyó ella.
El dolor que la azabache había sentido en esos momentos fue algo indescriptible; sus ojos se pusieron llorosos y su respiración se aceleró preocupando a su mejor amiga Alya.
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—Mari, ¿estas bien? — Había preguntando Adrien con preocupación al ver la reacción que tenía su amiga.
Marinette solo se limitó a asentir, mientras se forzaba a si misma a no soltar lágrima alguna.

—Me alegro por ti. — Le dijo ella mientras formaba una falsa sonrisa en su rostro. Adrien realizó una mueca, él más que nadie sabía cuando una sonrisa era falsa; pues se veía obligado a hacerla muy seguido.

El Agreste quiso volver a preguntarle a Marinette sobre su estado de ánimo, pero esta se le adelanto.

—Debo irme, mis padres me dijeron que llegara temprano ya que me necesitan. — Les dijo ella a sus amigos. Marinette no esperó respuesta alguna y se fue de aquel lugar a paso rápido; necesitaba llegar a su hogar para poder llorar sin que nadie la juzgará.

—¿Qué le pasó?.— Le preguntó el blondo a sus amigos una vez que Marinette había desaparecido de la vista de todos. Alya y Nino se miraron y ambos suspiraron, el rubio merecía saber acerca de los sentimientos de su amiga.

—Marinette esta enamorada de ti. — Soltó la morena de golpe.
Los ojos de Adrien se abrieron de forma exagerada al escuchar aquellas palabras, la respiración del blondo se corto por unos instantes.
Entonces recordó todas esas veces en las que la azabache se ponía nerviosa frente a él, todo ese tiempo había pensado que era porque aún le tenía cierto resentimiento por lo que paso el primer día en que se conocieron; pero en esos momentos conocía la verdad del porque su amiga se comportaba de aquella manera.

—Debería ir a hablar con ella. — La pareja de lentes comenzó a negar de forma energética.

—Ella necesita estar sola, no creo que quiera ver a nadie; ya mañana podrás hablar con ella pero por lo pronto deberías dejar que ella se desahogue. — Adrien asintió ante las palabras de la morena puesto que ella tenía razón.
Ninguno volvió a hablar, y Adrien se dirigió hasta donde estaba su guardaespaldas esperándolo; ni siquiera se despidió de sus dos amigos, estaba más preocupado por el estado de ánimo de la azabache.
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Marinette había perdido la cuenta de las veces en las que sus padres llamaron a su puerta, pero ella jamás la abrió; solo se limitó a decirles que estaba bien, cosa que por supuesto ellos no creyeron en lo mas mínimo pero prefirieron darle su espacio.

—¿Por qué Adrien?.— La voz de Marinette se escuchaba entrecortada — ¿Por qué ella?.

Marinette no supo en que momento sus lágrimas habían parado; su mirada estaba fija en la pared su habitación, casi no parpadeaba pero al menos su respiración se regularizó.

En cierta parte comprendía el porque Adrien se fijo en Kagami.

Ella era hermosa, astuta; parecía no temerle a nada, en pocas palabras... Era todo lo contrario a ella.
Una sonrisa amarga se formo en los labios de la chica al pensar en aquello.

—Debo apoyarlo. — Dijo ella a la nada. El suspiro que solo después de esas palabras estaba cargado de un dolor inmenso.
Pero a pesar de todo, no estaba resentida con Kagami, y mucho menos con Adrien.
Para el Agreste ella solo era una muy buena amiga y eso no cambiaría nunca, por más que a Marinette le doliera.

Ya Es Tarde ||AdrinetteKde žijí příběhy. Začni objevovat