Besos helados.

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El primer beso puede derretir el frío que brinda la nieve.

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Una extraña calma se puede sentir en el cuartel de la legión de exploración. Debido a la nevada que se aproxima, se ha cancelado toda operación que involucre a los caballos para refugiarlos prontamente en el establo. Por lo tanto el, recientemente nombrado, comandante Erwin se ha visto obligado a la confinación en su despacho, organizando, rellenando y firmando una cantidad exorbitante de papeles, acumulados con el tiempo como copos de nieve.

Afuera esta oscureciendo. El bello matiz de colores naranja, morado y ocre, se combinan, se unen y forman un hermoso paisaje en el exterior, bañando las verdes montañas que se ven a lo lejos y también en la mesa y los papeles donde se encuentra Erwin. Demasiado ocupado y concentrado como para detenerse a observar la preciosa vista a sus espaldas, la luz que llega a sus papeles es la única manera en que puede apreciar los calidos colores del atardecer.

Dos reconocidos toques en la puerta, siguiéndole el crujido al abrirse. Basta esto para que Erwin levante su vista y sonria calidamente al ver a Levi parado en la puerta.

-Oi, Erwin. Que todo el mundo esta muy feliz descansado comodamente en sus calientes casas. Y tú aún sigues aquí en esta prontamente nevera.

Con los pocos meses que Erwin lleva conociendo a Levi, se ha dado cuenta de dos cosas. Una, que Levi es extremadamente susceptible a los cambios de clima, a pesar de haber vivido la mayor parte de su vida en la ciudad subterranea. Dos, que le parecé extremadamente lindo como Levi se encoge en si mismo, como si con eso pudiera protegerse del fastidioso clima que le atormenta.

Sonríe al ver como la nariz de Levi está levemente sonrosada.

-Bueno, es de los pocos días en que puedo adelantar papeles. Dos manos no son suficientes para terminar todo esto antes de que se vuelva blanco afuera.

-Tsk -el siemore fruncido ceño de Levi se acentúa aún más. Cierra la puerta con una leve patada y se dirije prontamente a donde se encuentra Erwin, no sin antes agarrar un banco de madera que se encuentra cerca de él. Los ojos de Erwin brillan al ver como la luz del atardecer va cubriendo paulatinamente el cuerpo de Levi conforme el avanza hacía él. Combinan muy bien con el dorado de su piel. El corazón le aletea en el pecho.

Levi le mira y se sienta a su lado. Sus ojos se cierran levemente por la luz que entra a las espaldas de Erwin. Pero no puede evitar maravillarse por lo bien que le sienta, lo baña de una forma tan majestuosa, como si Erwin fuera un ser divino, aunque desde que lo conoció siempre ha pensado que lo es. Agarra un buen monton de papeles y hace a un lado la vista y los pensamientos que le calientan el corazón.

Ya sabe el procedimiento de papeleo. Ha acompañado demasiadas veces a Erwin como para no aprendérselo de memoria. Durante un buen rato disfruta de la calma. Pero siente calor en su mejilla. Erwin le esta mirando fijamente.

-¿Qué? -suelta escuetamente. Sin sostenerle la mirada. No haría más que aumenter el calor en sus mejillas, hasta el punto de quemar.

-Solo pienso en lo bien que te sienta la luz del atardecer -puede ver en el borde de su vista como Erwin sonríe levemente. No lo puede creer.

-¿Ah? -voltea de golpe y le enfrenta la mirada. Una lucha que emana tanto fuego que contrarresta el frio ambiente - ¿Qué estupideces estas diciendo? Si tienes ese tiempo, usalo para terminar rapido y así salir de aquí -la luz hace que los ver

-Pero yo ya termine. Por eso dedique estos últimos minutos a observarte -y en efecto. Cuando Levi bajo la mirada ante la incredulidad de lo dicho, pudo comprobar que todos los papeles estaban terminados y ordenados a lo lejos, en su lugar estaban los brazos de Erwin, apoyados en los codos. Sus ojos no hacen más que seguir subiendo hasta toparse con los azyles ojos de Erwin, se ven más azules de lo común contrastando con el anaranjado, que ahora es mas oscuro por lo pronto que se pondrá estrellado el cielo. Intenta calmar el rapido bombear de su corazón.

-Tsk, entonces ayudame. Me estoy empezando a congelar del frio.

-Je, inmediatamente -escuchar la risa de Erwin siempre hace que su corazón lata con demasiada rapidez. Su mente le pide controlarse antes de perderse en sus latidos.

Terminan más rapido de lo esperado, pero aún así la noche llega igual de rapido. Haciendo desaparecer los colores en el cielo y reemplazandolos por un oscuramente azulado cielo, la nieve llena las nubes, haciendolas crecer y tapar el resplandor de las estrellas. No tardan en empezar a soltar pequeños copos de nieve.

Erwin toma la bufanda que estaba en si silla y sigue a Levi para salir del lugar. Cuando ya sienten el frio acariciarles el rostro ven los copos de nieve.

Mientras se pone la bufanda Erwin los ve impasibles, al no ser una novedad. Pero al bajar la mirada a su derecha para decirle a Levi algo que rapidamente olvida, al toparse con la más hermosa visión que había visto nunca. Recuerda que Levi ha vivido encerrado en el subsuelo, con el mismo frio y humedad, con suerte recibiendo un rayo de sol a la semana y que nunca ha vivido ninguna estación, nunca ha visto la vegetación de un arbol cambiar de verde, a marron, a rosado, y de que mucho menos ha podido ver los bellos copos de nieve acumularse y formar montañas de nieve, pintar todo a su alrededor de blanco escarchado.

Es como un niño pequeño. Levi tiene la mirada fija en el cielo. Su boca medio sonriendo, suspirando calor que se evapora en el aire. Las mejillas y la nariz teñidas de rodado por el frio. La mano la tiene extendida, intentando agarrar los pequeños copos que regala el cielo. Los ojos le brillan, el azul oscuro resalta con un brillo que reemplaza al cielo estrellado que debería estar en el cielo.

Le pone su propia bufanda color crema alrededor del cuello, subiendo una mano a su mejilla. Se agacha y se acerca a su rostro antes de que Levi siquiera pueda replicar. Le acaricia la mejilla con el pulgar, para luego voltearle con delicadeza el rostro, haciendole despegar su vista del cielo y fijandola en los ojos azules de Erwin. Pueden sentir la respiración del otro, Los labios se juntan, repartiendo calor a los contrarios, sintiendose increíblemente bien en contraste con el frío que cae del cielo.

Un pequeño y lento toque de labios, un parpadeo confundido en los ojos de Levi. Una mirada y una sonrisa dulce por parte de Erwin. Un rojo fuego en las mejillas de Levi. Otro toque de labios, esta vez más profundo.

Para Erwin, los labios de Levi son suaves, contrariando lo tosco que es el dueño de estos. Para Levi, los labios de Erwin son protectores y comodos, una sorpresa demasiado gratificante para su corazón que no deja de golpear su pecho.

A la hora de separarse, se miran a los ojos y de inmediato se vuelven a juntar, brindandose calor en forma de besos. Uno tras otro, no pueden dejar de saborear la boca del otro. Los besos son calidos, son adictivos, son reconfortantes, son un escape de la frialdad de todo lo que los rodea; de los muros, de los titanes, de la sangre, de la muerte, de la realidad.

Se separan, mas sus miradas no lo hacen, para recuperar el aire. La respiración agitada al igual que el revoloteo en el pecho.

Erwin ve que hay un copito de nieve en el cabello negro de Levi. Se acerca y lo retira con una caricia. Suspira cerca de los labios de Levi:

-¿Aún tienes frio?

-Sabes muy jodidamente bien que sí -responde Levi, pasando sus manos por la nuca de Erwin, acercándole más hacia si mismo. Erwin abraza la cintura de Levi, juntando sus cuerpos, para que el calor no llegue sólo a sus labios. Y vuelven a llenarse del agradable sentimiento que les brinda aquellos besos helados por el viento invernal. Pero que rápidamente se convierten en besos cálidos y confortantes que les baña la lengua de miel y el corazón de llamas.





















Besos Helados.Where stories live. Discover now