El Destino De Moon [Pausada]

15. Luz

~Moon~

Caminaba por el pasillo con un tazón de gomitas, vería alguna película o se engancharía en otra sería nueva. No sabía, lo que dictara el señor Netflix. Ya había leído y retenida suficiente información, ahora necesitaba descansar.

Se había enterado de varias cosas y de ellas era que los lobos durante el sexo lo hacían cinco veces seguidas mientras que los Vampiros seis, los Druidas tres y las hadas cuatro, las brujas... eran unas ninfómanas.

Era una total locura, no se lo creía. ¿Cómo era eso posible?, ¿en serio se aguantaba tanto?, tenía que intentarlo para saber si eso era cierto...

También que cada lobo contaba con una habilidad única, ya fuera utilizar el aire, agua, el fuego o la tierra a su antojo por su color de pelaje como los vampiros excepto por el fuego porque por él mueren. Los dos únicos que tenían esa habilidad eran Vlad y su hijo Aluriam, era algo inexplicable pero era así. Y Alumiar con la habilidad del hielo, solo él y su padre. Familia única...

Las luces pestañearon captando su atención. Las observo viendo cómo se iban volviendo opacas apagándose. Trago saliva, su corazón latiendo frenéticamente, ayer había visto dos películas de terror con Allison y aún tenía los efectos del susto.

Camino rápido hacia su habitación asustada, pero las luces terminaron de apagarse quedándose estática en medio de la absoluta oscuridad del pasillo. Empezó a temblar del miedo, avanzo lentamente por el pasillo con cuidado de que se cayera y romperse la madre.

Su cuerpo chocó con algo fuerte y firme, chillo tirando el tazón al suelo dando un puñetazo al frente. Escucho un gemido de dolor y frunció el ceño.

— ¿Dorian?—susurro esperando que fuera el idiota y no el diablo en persona...

Vio como el suelo empezaba a iluminarse por el fuego visualizando unas botas negras. Respiro hondo, reconocía esas botas. Alzo la vista para ver la cara de Dorian enojado.

Tenía el labio partido— A mí no me mires así... —susurra nerviosa— teniendo la habilidad de iluminar en la oscuridad y no lo utilizas... andando a ciegas.

Rodó los ojos—conozco la casa perfectamente, puedo andar a ciegas. Además, no sabía que la hija de tontín se me cruzaría por el camino...

Si no estaría tan asustada sin duda le había abollado un ojo.

— ¿Qué sucede?, ¿Por qué se fue la luz?—pregunto juntando sus manos.

En su mente pasaba una y otra vez los sucesos de la película, ¿por qué tuvo que ver el conjuro?

—No lose — responde encogiéndose de hombros—creo que algún fusible se quemó, iré a ver.

Asintió.

Él pasa por su lado caminando hacia las escaleras dejándola sola otra vez en la oscuridad, trago saliva tratando de encontrar la pared para guiarse y llegar a su habitación, pero sintió como algo cruzaba por sus pies. Chillo dándose la vuelta corriendo hacia Dorian como una loca gritando. Todo su cuerpo estaba en llamas, lo vio doblar para bajar las escaleras, le salto encima subiéndose encima de él a caballito con el corazón acelerado respirando con dificultad mirando hacia atrás asustada.