Mi angel de la guarda

2K 113 4
                                    

Pov calle

No me di cuenta en que momento se sentó junto a mi una viejita, la cual al voltear a verla me dedico una sonrisa muy dulce, yo le devolví esa misma sonrisa, la señora se dedicaba a entretenerse echándole arroz a las palomitas, al ver su acción me quede entretenida al ver lo que hacía, trataba de no pensar en qué hacer con mi vida, porque para ser realista no sabía ni cómo iría a sobrevivir, la única opción que tenía era quedarme acá a ver cuánto tiempo lograba soportar, me coloque a observar todo a mi alrededor, toda la gente que pasaba se quedaba mirándome yo solo trataba de ignorarlos y detallar a los niños que jugaban por ahí, a las señoras que alimentaban a las palomas, el tiempo pasó rápido y al mismo empezó a oscurecer la señora se fue, ya era tarde y aun no sabía qué hacer, no sabía a donde ir, cada vez más oscurecía y creí que lo más seguro sería quedarme aquí, mañana miraría qué hacer, el frío empezó a golpearme más fuerte y no sé en qué momento logré quedarme dormida.
El sonido del canto de los pájaros fue el que logró despertarme, estaba acostada en la banca con el libro que me había regalado paula como almohada ya no sentía tanto frío y rápido capté que tenía un suéter sobre mi cubriéndome, lo tomé en mis manos y lo detalle, por su aspecto me daba a entender que era de una mujer mayor
-esta calientito, verdad? -pegue un salto y quede sentada al oír la voz que me hablaba
-tranquila mi niña, no te voy a hacer nada malo, solo vi que titiritabas de frío y te puse mi suéter encima -me lo dijo con una voz dulce y maternal, y rápidamente capté que se trataba de la misma señora que el día de ayer le estaba dando arroz a las palomitas
-mu...muchas gracias señora, no se hubiese molestado -le dije sonrojándome
-no agradezcas pequeña, como te llamas? -me sonrió, y estaba sacando una bolsita de papel de su pantalón en el cual se encontraba comida para las palomitas
-mi nombre es Daniela -le dije mientras observaba cómo metía sus manos a la bolsita y se lo empezaba a dar a las pequeñas aves
-bonito nombre, el mío es Leonor -veía cómo las palomas se acercaban lentamente a picotear el arroz
-Gracias señora, el de usted también es bonito -le sonreí, ella me ofreció la bolsa de arroz, tomé un poco y se lo aventé a las palomas, las cuales huyeron asustadas, mire con cara de boba a Leonor y ella solo rio
-mira así se hace -observe cómo regresaron las palomas y comenzaron a comer, me quede embobada viendo tal escena
-podría enseñarte cómo se hace, pero no creo que quieras perder el tiempo con una vieja como yo, me imagino que tienes que ir a estudiar o trabajar, no? -le mire y no sabía que decirle, sé que no la conocía pero me transmitía confianza y pues además de decirle la verdad no perdía nada, podría tildarme de loca e irse o podría escucharme y al menos ya no me sentiría tan perdida
-no, ni la una ni la otra, no estudio ni trabajo, acabo de salir del hospital ayer... -me miro sorprendida
-entonces qué haces durmiendo en un parque? No entiendo pequeña -me decidí por contarle todo lo que yo sabía de mi, ella me escuchaba atentamente, no pronunciaba palabra alguna, solo asentía a cada cosa que le decía, cuando le termine de contar todo me quede callada esperando una respuesta de su parte, ella seguía en silencio, me miró a los ojos por un momento y rápidamente se levantó de la banca, yo solo podía observar sus movimientos, en ese momento me sentía aun más perdida pero luego ella me dijo
-sígueme pequeña -yo me quede aún sentada con una cara de interrogación enorme, seguirla? Para que? Cuando iba a preguntar la señora ya iba a una distancia prudente, me levante y apresure el paso para emparejarme con ella, caminamos unas dos cuadras y llegamos a una casa algo antigua, la señora abrió la puerta y me indicó con la mano que pasará, entre algo temerosa, no lograba comprender el porqué me llevaba a su casa, me invitó a sentarme en la sala y me dijo que esperara unos minutos, transcurriendo aproximadamente unos 15 minutos yo ya me estaba desesperando y no sabía que hacer, en ese momento con algo en sus brazos, algo que parecía ser ropa y me la tendió a mis manos
-toma, allá al fondo a la izquierda está el baño, date una ducha y cuando salgas te daré algo de comer, porque me imagino que has de tener hambre, no pequeña? -me dijo con una sonrisa dulce
-señora Leonor en verdad no tiene porqué molestarse, en serio -le dije sin tomar lo que me estaba brindando
-nada, déjame ayudarte, por favor -me decía dándome la ropa
-Gracias señora Leonor, de verdad no tengo cómo pagarle el gran favor que me está haciendo -le dije y me di vuelta para dirigirme al baño, había una tina, ya estaba llena, toque el agua y estaba calientita, al parecer la señora ya la había llenado, rápidamente me despojé de mi ropa y me metí en ella, se sentía tan bien, tarde un poco en salir, me cambié y fui directamente a la sala, de repente abrieron la puerta principal dejándome ver a una chica más o menos de mi edad entrar a la casa, al percatarse de mi presencia pego un grito y empezó a amenazarme con un paraguas
-qui...quien eres tú y qué haces en mi casa? -me dijo apuntándome con el paraguas como si fuera una espada, levante mis manos por inercia como si en verdad me estuviese apuntando con una pistola, cada paso que ella avanzaba hacia mi era un paso que yo retrocedía
-ademas qué haces con mi ropa puesta? Pervertida! -ahora sí que no pude aguantar la risa
-pervertida?! Jajajajajaja, no, no, espera creo que cometes una equivocación, yo solo... -en medio de mi risa trataba de explicarle que era lo que estaba sucediendo cuando otra voz me interrumpió....


Gracias por su apoyo, los amooooo

Este capítulo está dedicado a user36084470 gracias por tu apoyo y amor a la historia

No olviden dejar sus votos y comentarios

LA LUZ QUE IRRADIA UN MILAGROWhere stories live. Discover now