Capítulo 40

114 10 30
                                    

No sé qué hora es, lo más probable que mediodía, pero no me importa.

Estoy acostada en mi cama con la mirada fija en el techo. En serio no es que no le crea a Ryan, pero la cosa es también que sí ocurrió algo entre los dos, sí se encontraron y estuvieron juntos por una noche, para después empezar a hablar conmigo.

Escucho que toca la puerta del cuarto, la cual mantengo cerrada y bajo llave.

—_____, entiendo que no quieras hablar, pero no por eso no vas a comer. Te pondré el almuerzo frente a la puerta, y es mejor que lo agarres antes de que Dottie lo haga. Sólo si decides escuchar mi explicación, voy a estar arriba —dice a través de la puerta.

Al menos se preocupa por mi alimentación.

Me levanto poco a poco de la cama, me dirijo hacia la puerta y la abro de manera lenta, vigilando que no esté cerca. Me dejó el plato de comida y la bebida. Lo levanto y llevo hasta la cama, asegurándome de cerrar la puerta de regreso.

-----

Fantástico, simplemente genial. Algo por lo que mi cuerpo se caracteriza es que cuando estoy estresada y, por supuesto, es una fecha cercana a la correspondiente, me baja el periodo. Una razón más para tener que salir del cuarto.

Ya está empezando a oscurecer, y ahora es que recuerdo que hace dos días le dije a que no importa lo que pase, no lo voy a dejar. ¿Será que ya sabía lo que pasaría? ¿Tenía sospechas? ¿O es que él tiene completamente la razón?

Siento cómo llama a Dottie, creo que están en las escaleras hasta que... La escucho llorar, y si mi percepción no es mala, está justo del otro lado de la puerta.

Oh no, esto sí que no. Me levanto de la cama y me dirijo a la puerta para que pase. Aquí sí no me importa que Ryan esté afuera y tenga que comunicarme con él.

Apenas la abro Dottie se acerca hasta mí, y en serio no pensé que me extrañaría. Dejo la puerta abierta mientras la abrazo y acaricio, su amor es tan puro e inocente.

Levanto la vista y Ryan me está observando desde la puerta de su habitación. Es el momento definitivo, lo pensé mucho y no quiero que estemos separados, o al menos de manera física, gracias a Helena, porque obviamente ese es su objetivo. Sostengo a Dottie y empiezo a dirigirme hasta él.

—¿Hablamos? —le pregunto una vez que estamos uno frente al otro.

—Sí, por favor —responde y señala para que entre al cuarto.

—Así que, ¿sí estuvieron juntos de nuevo? —formulo la primera pregunta.

—Sí —responde bajando la vista—, nos encontramos primero sin planearlo en el parque, ella estaba paseando con su hijo. Yo no la había visto hasta que se me acercó y saludó, y por supuesto que no iba a ser maleducado con el niño al frente.

—¿Y cómo de eso pasaron a lo otro? —le pregunto aprovechando una pausa que hizo.

—Todavía no llegamos a ese punto, espera —responde y se acomoda mejor en la cama—. Yo sólo la saludé y ella comenzó la conversación hasta que tuvo que irse, y yo de tonto pensé que no la vería más. Como a los dos días vino y tocó la puerta, le abrí y hablamos por un rato hasta que tuve que salir.

—¿Tenías que salir desde antes o quisiste salir para no seguir con ella? —pregunto a modo de pequeña broma.

—Tenía que salir desde antes, claro. Y en serio, ahí pensé que ya iba a ser la última vez, hasta que volvió a aparecer como a la semana, sólo que esta vez sin el niño... Y ella, bueno, todavía no sé cómo terminamos en el sofá —dice esto último bajando un poco la voz.

—¿En el sofá? —pregunto un poco asqueada. Mañana mismo lo limpiaré, no sé cómo, pero lo haré.

—Así es. Pero te lo digo en serio, eso fue hace muchos meses atrás, no hay forma de que el bebé sea mío —insiste otra vez.

—Te creo —le aclaro y busco su mano con la mía—, en serio lo hago.

—Gracias —musita y lleva nuestras manos hasta sus labios, dejándolas ahí.

Decidimos recostarnos en la cama, y en estos momentos lo estoy abrazando más que nunca, estuvimos mucho tiempo separados.

Despertamos ambos sobresaltados con Dottie montándose en la cama. Me siento totalmente desorientada, ¿qué hora es?

Recuerdo que dejé mi teléfono aquí desde la mañana, así que lo reviso sólo para ver la hora e ignoro todas las notificaciones de hoy.

—Son las diez de la noche —leo en voz alta y Ryan voltea a verme.

—Y muero de hambre —dice y señala con la cabeza para ir hacia arriba.

Mientras estamos comiendo mi cabeza sigue pensando, ella dijo que "esto no se queda así". ¿Seguirá fastidiando? ¿Vendrá de nuevo?

—Relájate —dice Ryan, interrumpiendo mis pensamientos a la vez que me acaricia en el brazo.

—Es que seguirá fastidiándonos y —digo para entonces cortar la frase con un suspiro.

—Sólo hay que esperar lo siguiente que dirá, pero mientras tanto no podemos amargarnos así —trata de convencerme. Sólo asiento en respuesta.

Después de terminar de comer y bañarnos vamos al cuarto, pero de alguna forma no tengo sueño.

—Tenemos tiempo sin... —dice Ryan cortando el silencio en la habitación mientras lleva su mano hasta mi cintura, de forma que siento una corriente por todo mi cuerpo.

—No podemos, lo siento —le aviso antes de que sea muy tarde. Muestra un poco de preocupación apenas termino la frase.

—¿Por qué? ¿Estás molesta o... —empieza a preguntar.

—Tengo el periodo —le corto la pregunta de una.

—Oh, ya —dice y se queda pensando unos segundos—, eso no tiene nada que ver.

—¿Disculpa? Por supuesto que sí tiene que ver —aclaro de una vez.

—No, me refiero a que —se relame los labios y dirige su vista a mis pechos— hay otras formas.

—¿Qué tienes en mente?

Where I Belong | Ryan Ross x Reader Where stories live. Discover now