Era Londres 1850, habían pasado ya dos años desde ese fatídico suceso.
Era un día nevado, como cualquier otro en invierno, pero ese día daría inicio a algo más grande que el mismo invierno, el detective Natalie, un hombre con un pasado desconocido, caminaba las calles, debido a una rara enfermedad que poseía el sol no podía tocarlo, ya que le provocarían quemaduras graves en la piel.
Usaba una gabardina con cuello alto, un sombrero, una mascada que le cubría la boca, con unos anteojos opacos que lo cubrían de la nieve, (usualmente solo usaba su gabardina y sus anteojos, pero el frío era masivo) traía unos guantes de cuero, como los que usan los conductores de autos, unas botas para la nieve, unos pantalones negros con un cinturón café.
El detective caminaba las calles de un lugar peculiar a los demás, un lugar donde las criaturas míticas y los humanos convivían en paz (si se le puede llamar a la guerra de especies paz).
Por todas partes se podía ver como los humanos y los "Bestiales" (el nombre con el que se conocen a estas criaturas) peleando entre sí. Pero a este hombre no estaba concentrado en eso por ahora, él se dirigía hacia un lugar en específico, se dirigía hacia el Departamento de Justicia Criminal en Londres(DJCL) en donde trabaja como detective desde hace ya año y medio.
Mientras subía las escaleras sintió que algo andaba mal, ningún policía estaba afuera, sabía que algo no cuadraba, pero decidió ignorarlo. Pero cuando entro, su presentimiento se confirmó.
Al entrar. Vio una figura obscura, casi como si una sombra estuviera viva.
La figura estaba asesinando a todo el departamento de policía.
Con una pila de cadáveres bajo sus pies, mientras le enterraba un cuchillo en la garganta a alguien.
-¡¡¿Que demonios??!!-Penso mientras sacaba una pequeña revolver de su bolsillo.
Pero al disparar, el tipo había desaparecido.
-¡¡¿Adonde diablos se fue?!!-Dijo desconcertado.
-Ayúdame!-Lo interrumpió una voz en una esquina de la sala del departamento
