Capítulo 17

6.7K 832 66
                                    

"Noté la mirada de Peter que cambiaba, me miró distinto, y la sonrisa tierna cambió por completo"

Cecily Beaufort

Me despertó Eve zarandeando mi cuerpo mientras me llamaba.

—¡Cecily!

—Mmm

—Que tienes que levantarte, ya han desayunado y tu sigues aquí... ¿te sientes mal?

—Estoy agotada —alcance a balbucear.

—Si no te apareces abajo en veinte minutos, Lady Bradley mandará a llamar al médico.

Arrugué mi frente ante esa idea, pues yo no estaba enferma, estaba cansada por haber pasado la noche deambulando por la casa y pensando en ciertas palabras del borracho más tierno del mundo. Apreté mis ojos al recordar el episodio de la noche anterior.

—¿Me has oído?

—Aha... —contra toda voluntad de mi cuerpo que se negaba rotundamente a ponerse vertical, me senté en la cama y miré hacia el vestidor.

Tomé un vestido amarillo brillante que yo amaba y me lo puse. Recogí mi cabello y baje las escaleras. Cuando llegue al último escalón, Peter se aproximó a mí, tomó mi mano y la besó.

—Buenos días Ceci... —me sonrió dulcemente y replique el gesto a la perfección aún a pesar de que mis músculos faciales aún parecían estar dormidos.

—Buenos días

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Buenos días...

—¿Te has sentido mal?

—No... no te preocupes... tal vez un poco de cansancio por los viajes seguidos, por acostarme tarde... solo eso.

—Estaba un tanto preocupado, primero lo del baile, y ahora que no aparecías...

—Lo siento— repetí nuevamente

Nos acercamos a la mesa, él me ayudó a sentar y me serví una buena taza de café y un par de bizcochos. Lo vi mirarme detenidamente y sonreír.

—¿Tenías hambre?

—Muchísima. —estaba acostumbrada a levantarme temprano y eso de dormir hasta más tarde, mi estómago me lo reclamaba claramente. —¿Las demás damas?

—Mmm, creo que están en el jardín, y por lo que oí, iban dispuestas a organizar una cabalgata.

—Oh me la he perdido... —lo lamenté sinceramente, pues ellos tenían hermosas tierras y me hubiera encantado despejar mi mente y sentir el viento fresco en mi rostro.

—No te preocupes, cuando quieras salir tienes a disposición los mejores caballos y me encantaría acompañarte... —le sonreí tiernamente.

—Muchas gracias por el ofrecimiento, y me encantaría, pero no estaría bien que salgamos solos.

Todo lo OCULTO saldrá a la LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora