❛ーDARK ↝ WOOCHAN

❛ OO2 ❜

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Si me preguntaran en qué parte estaba, respondería en una fiesta donde todos son «hijos de Jesús». Por su puesto que no era así, me ví envuelto en un montón de jóvenes hiperactivos y alcoholizados, la música a más no poder y la casa hecha un asco. Tenía una bebida en mi mano mientras estaba en un apretado rincón.

Pensaba salir de ahí, pero escuché como alguien llamaba mi nombre desde la izquierda, aunque volteé y no había nadie.

—¡Woojin, por aquí! —me llamó la voz de Chan— Perdón por dejarte solo un momento, ¿Quieres salir afuera? El ruido y olor están comenzando a ser insoportables —me ofreció, a lo que accedí. Dejé mi bebida en algún lugar, tomé su mano y me llevó al exterior.

Caminamos por las oscuras calles en silencio, pero uno cómodo. Observé el cielo y ví como el sol aún no se asomaba por aquí, se notaba que estábamos en plena madrugada.

—Ya casi llegamos, bebé —me dijo con una sonrisa, no tenía ni idea que nuestro caminar tenía algún tipo de destino.

Nuestros pies terminaron en una especie de parque, habían un par de juegos y un gran árbol, al cual nos dirigimos. Se sentó apoyando su espalda en el ser vivo, mientras que yo ubiqué mi cabeza en sus piernas.

—Las estrellas se ven muy bonitas desde aquí, Chris —le dije apreciando los luceros que le daban vida al oscuro cielo.

—Lo sé, por eso quise traerte hasta acá —confesó—, solía venir mucho con Changbin en su momento —rió con algo de melancolía—. Siempre se logran apreciar los astros desde aquí, así que debes cuidar este lugar con tu vida, ¿Lo prometes, corazón? —estiró su dedo meñique, cerrando los demás y acercándolo al mío, hice la misma acción con mi mano, enrollando nuestros dedos diciendo que prometería cuidar la promesa.

Los ojos de mi acompañante se aguaron, haciendo que saliera una lágrima por estos y su agarré en mi dedo se apretara.

—Cariño, ¿Pasó algo? ¿Te sientes bien? —quité mi cabeza de sus piernas y me senté a su lado, sosteniendo su carita con mis manos.

Me abrazó sin más, se aferró a mi espalda y ocultó su rostro en mi cuello, húmedo por las lágrimas. Reaccioné acariciando sus suaves rulos, en un intento de calmarlo. Soltó mi cuello, mirándome a los ojos y sosteniendo mis hombros.

—Mi amor, prométeme que aún si el mundo acaba, seguirás recordándome, amándome y sonriendo cuando hables de mí —empezó a hablar—. Yo siempre estaré para ti, aún si no me ves, aún si todo tiene un final, siempre te protegeré —finalizó, y yo reí, haciendo que el otro se cuestionara mi actuar.

—¿De verdad crees que olvidaría todas las sensaciones que me haces sentir a diario? —no había mentira en ello, no recordaba hechos, pero cada vez que él me hacía sonrojar, se sentía como una sensación ya explorada— Aún si este mundo acaba, seremos eternos, porque de eso se trata amar y ser amado, dejar una huella en el otro, que no desaparezca —apreté su mano que seguía ubicada en mi hombro con la mía, sin quitar la suave sonrisa que tenía en mi cara.

No dudó más y cortó nuestra distancia en un suave beso, de esos donde casi puedes sentir el sabor de miel. Al separarnos, me miró solo como él lo sabe hacer, apreciando hasta el detalle más mínimo de mi rostro. Le di un beso fugaz en la mejilla y me senté a su lado, mientras su brazo rodeaba mi cuello.

Estrellas, por favor cuídenlo cuando yo no pueda hacerlo.

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