Las Sultanas son el pilar del Imperio otomano, ellas no sólo dan a luz Príncipes y Sultanas, sino que también se encargan de que el şehzade suba al trono y sea el dueño del mundo.
Ahí es donde entran ellas, cada una llego de distintos lados del mund...
—Iremos nosotras, es tiempo de hacer algo ya—suspiró y ambas se pusieron de pié.
—¡Madre!—dijo Mahmud —¿Lo logró?
—No, no he podido, se niega—dijo desesperada
—Yo tengo una idea—dijo Mahidevran y ambos le prestaron atención.
—Que esperas habla—dijo Mahmud
—Un atentado falso —sonrió
—No me dejes con duda habla ya niña—dijo Gevherhan y Mahidevran rodó los ojos
—Si, fingir que Korküt o otro de esos bastardos ataque a Mahmud poniendo pruebas, vamos a cosechar duda en nuestro sultán, haremos que el mate a nuestros hermanos sin tener que mover un dedo—dijo y Gevherhan sonrió — eso si, que ni Hürrem ni Mehmet se enteren.
—Esta decido, buscaremos a los aghas y doctores de confianza, tengo una idea—dijo Gevherhan.
—Sultanas—dijo el hombre
—¿Ya sabe para lo que hemos venido?—dijo Nur
—Así es mis Sultanas, les quería decir que cuentan con mi apoyo absoluto, el príncipe Korküt es el mayo y por ende tiene que subir al trono sin importar nada.
—Perfecto, esperó no nos falle, ya sabe, su cabeza puede colgar de la torre de galata —dijo Mihrimah y el asintió sonriendo
—Ayudaron a mi familia hace años cuando estabamos en la miseria, es momento de devolver el favor—hizo reverencia y salió de ahí.
Los Príncipes Mustafa,Korküt y Ahmed estaban practicando con la espada cuando a lo lejos Mahmud se acercó con una radiante sonrisa en el rostro, miró con desden a Korküt para luego comenzar a hablar.
—¿Crees que eres el mejor? Pero no es así —sonrió
—No lo soy, pero tu también lo crees por que vienes aquí a provocarme—dijo limpiando su espada.
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—Te retó a una pelea—dijo sonriendo—dudo que me ganes
—Veremos—dijo Korküt y Mustafa nego para luego ver cómo ambos comenzaban a pelear, estaban tan concentrados viendo el movimiento de las espadas que no prestaron atención al intercambio de palabras que ambos Şehzades tenían hasta que vieron caer a Mahmud inconciente.
—¡Mahmud!—gritó Mahidevran y Mustafa alejó a Korküt de su hermano.—¿Que hiciste? ¡Aghas!
—No le hice nada, el derrepente se desmayó—miraron la sangre en su cuerpo y luego a aghas llevándose lo
