I can't breath [YoonKook]

hyung, no puedo respirar.

Jungkook lo sintió en su cuerpo a penas abrió los ojos.

La alarma siguió resonando de fondo, como un pequeño pero constante  recordatorio de que hay cosas de los que uno a veces no puede escapar.
Aún soñoliento, la pesadez se hizo presente al instante, un peso inexistente sobre su cuerpo. El cual se sintió como una mano fuerte haciendole presión sobre la garganta; angustia de ni siquiera poder empezar bien el día.
Tratando restarle importancia -porque es algo inevitable- y con molestia, se levantó a prepararse para lo que sería un largo y tedioso día.

Decidiendo usar la ropa más cómoda y abrigada para intentar aunque sea no enfermarse por el frío e inestable temporal, Jungkook agarró su suéter favorito para aliviar un poco la molestia, la picazón inexplicable sobre la piel, como si el algodón del suéter fuera, irónicamente, lo más molesto del mundo.

Asegurando que todas las cosas estuvieran en la mochila, cuando miró de reojo la hora en su celular se dio cuenta de que ya no había tiempo para desayunar y que aunque su estómago se retorciera del hambre era mejor llegar a clases con hambre que llegar tarde y que su profesor le hiciera pasar vergüenza delante de toda la clase.

Correr y perder el autobús tampoco fue lo mejor del día, pero llegar a clases agitado y que -recalquemos- su lugar para sentarse estuviera ocupado por la persona más desagradable que con poco placer había conocido fue el colmo de los colmos.

Por suerte, aunque Dios no estuviera de su lado, aunque su ángel guardián le fallara día tras día... Su hyung nunca le fallaría. Y hoy no sería la excepción a la regla.

-Hey Guk, no pude hablarte a la mañana porque me quedé dormido. -el azabache sonrió levemente,  rascándose la nuca con los dedos de su mano.

Jungkook sintió su cuerpo relajarse automáticamente, el ahogo y malestar del día pasaron a segundo plano en tan solo unos segundos.

-Está bien hyung, creo que puedo vivir sin un mensaje de buenos días tuyo. -Oh, que mentira era aquella-  Ya soy lo suficientemente grande y lo sabes.

-Hmm, me parece que algo huele a mentira. ¿Lo hueles tu también Guk?

La liviana mano que masajeó su cuello y el pequeño contacto de su espalda contra el amplio pecho fue lo que detonó el primer -y accidental- suspiro.

-Guk, ¿gukkie? -y allí estaba el tono preocupado, el tierno apodo que hacía que sintiera la calidez expandirse hasta la yema de los dedos.

-¿Hm?

-No me "¿hm?", sabes que no voy a dejarlo pasar Guk, por favor dime.

-No es nada hyung, lo prometo. Sólo... Un mal día.

A pesar del leve ceño fruncido de Yoongi, Jungkook hizo su mejor sonrisa para despreocupar a su hyung.

-Si sientes que es mucho puedes decirme ¿si?

Con un sólo asentir y miradas que detonaban una promesa, la conversación terminó allí.

-Tu mejor hyung A.K.A Min Yoongi, te comprara algo para almorzar. Vamos Guk, antes de que me arrepienta.

-¿Quién dijo que eras mi mejor hyung? -Jungkook rió al ver la mirada fulminadora del azabache para luego salir corriendo de las manos de su hyung, después de todo Jungkook no quería morir de un ataque de cosquillas.

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El almuerzo fue lo mejor que sucedió, entre mejillas acaloradas porque su hyung había preguntado si ese suéter no le resultaba conocido -y pues sí, aquel suéter había tenido un dueño llamado Yoongi en el pasado, pero para qué mentir, ahora era de Jungkook-.