El inicio

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Era de noche, una noche oscura. Marco se encontraba en mitad de una calle en una ciudad aparentemente abandonada, una ciudad fantasma. De fondo se oían lo qué parecían ser unos lamentos de elefante. Por toda la ciudad había unos carteles que Marco no podía entender. No sabía como había llegado hasta allí, ni tampoco que hacía allí. Sin entender como podía haber acabado en un lugar como aquel empezó a caminar sin rumbo intentando buscar una salida de aquella extraña ciudad.

Durante su paseo Marco encontró un gato. Ese gato no hacía las típicas cosas de gatos. Marco, no supo muy bien por qué, descubrió que el nombre de aquel gato era Pino y que por alguna razón entendía los carteles que había por la ciudad. Pino sabía adónde tenían que ir para escapar, por lo que Marcó empezó a seguirle.

Después de un rato andando Marco se dio cuenta de que los lamentos de elefante se iban haciendo cada vez más intensos a medida que avanzaban.

Pino se paró justo en frente de un edificio muy alto. Era el único de los que había visto que tenía la puerta abierta. La salida de aquella tétrica ciudad estaba cerca, los dos podían sentirlo.

Entraron y los lamentos de elefante desaparecieron. A medida que se adentraban sentían el ambiente más tenso. En un momento dado a Pino le pareció ver una sombra bastante grande por el rabillo del ojo. Pino se dio la vuelta para ver que había sido eso... Y lo que vio lo dejó sin palabras.

Marco no sabía por qué Pino se había parado de repente. Miró hacia donde este no dejaba de mirar con una cara de horror pero no veía absolutamente nada. Sin embargo, Pino lo veía perfectamente y con total claridad... Los lamentos de elefante volvieron mucho más poderosos que antes.

Delante de Pino se hallaba un cuerpo compuesto únicamente por trompas de elefante con cabezas esqueléticas de algo que no podía reconocer.Aquello era una hidra y las trompas solo eran cuellos. No se veía por ninguna parte donde estaba el cuerpo. La hidra chillaba, gemía y jadeaba como si la vida le fuera en ello. Esta se acercó con paso irregular a Pino y con varias de sus múltiples cuellos lo cogió del pescuezo y comenzó a estrangularlo.

Marco no comprendía nada, solo veía como Pino se elevaba en el aire mientras algún tipo de fuerza sobrenatural le estaba ahogando. No pudo hacer nada por él. Después de un minuto el cuerpo sin vida de Pino cayó al suelo.

Marco se quedó en el sitio. Estaba claro que algo él que no podía ver pero que Pino sí lo había matado. Acto seguido sintió cómo algo rugoso se aferraba lentamente a su cuello y lo levantaba en el aire. Sintió cómo poco a poco se le iban yendo las fuerzas a medida que se le acababa el aire. Él pataleaba e intentaba zafarse de lo que fuera que lo estaba estrangulando, pero todo eso en vano.  Justo cuando creía que todo había acabado para él vio una luz. Una luz muy intensa que sentía que tenía que coger. Trató de alcanzarla con la mano en un último intento de salvarse. Una última esperanza. Estiró el brazo todo lo que pudo y por fin atrapó la luz.

Todo se volvió blanco y de repente negro. Después de un minuto advirtió que se encontraba sentado en un lugar blando y cómodo. Sentía como por la espalda corrían gotas de sudor frío. Instintivamente encendió la luz de su cuarto. Allí, en la cama de al lado, estaba su hermana mayor plácidamente durmiendo. Al parecer todo había sido un sueño. Miró la hora, las 3:33 am.


Fue al baño a relajarse un poco y a beber un poco de agua. Cuando encendió la luz se quedó impactado. Su cuello estaba rojizo y en él había marcas de lo que parecían ser trompas de elefante...

Sueños y bombasWhere stories live. Discover now