El fin

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En algún lugar del mundo, en un pequeño pueblo donde la gente se dedicaba principalmente a la agricultura, vivían un niño con su hermana mayor. Vivían plácidamente, sin problemas de ningún tipo. El niño tenía cerca de 10 años, mientras que su hermana tenía 15.

Un día, en la ONU, ciertos líderes mundiales se enfadaron los unos con los otros. Usaron todo tipo de insultos y amenazas. Intentaron llegar a los puños incluso. Estos líderes juraron venganza y cada uno construyó su propio arsenal para crear la guerra que los destruiría a todos.

Se pulsó el botón de la Gran Guerra Atómica

En el pueblo que habíamos dicho antes. El niño estaba jugando tranquilamente con su hermana. De pronto escucharon el sonido de aviones. El niño nunca había visto ninguno antes, por lo que su hermana le explicó que los usaba la gente para viajar de un lado a otro en el aire. Sin embargo, aquellos aviones no tenían aspecto de llevar pasajeros.

En algún momento uno de los aviones empezó a soltar cosas. En un principio ninguno de los dos sabía que era aquello. Se dieron cuenta de que todos los que estaban en la calle en ese momento estaban huyendo y buscando refugio.

Entonces la hermana se dio cuenta de lo que eran en realidad.

No sabían por qué, pero tenían que buscar algún sitio donde refugiarse. La hermana agarró a su hermano por el brazo y empezó a correr. El niño, que aun no era consciente de lo que ocurría, fue arrastrado por su hermana sin entender que sucedía.

No podían esconderse en su casa. Por lo que en vez de eso fueron a buscar refugio debajo de unas escaleras.

Mientras corrían el niño dijo que correrían mejor si cada uno iba por su cuenta. La hermana lo soltó y fue corriendo a refugiarse a las escaleras. Su hermano era más lento, pero llegaría a tiempo si corría rápido. Las bombas estaban a punto de caer.

El niño tropezó y se cayó.

Intentó levantarse pero no podía. Las bombas estaban cada vez más cerca del suelo. En cualquier momento lo alcanzarían.

Su hermana no sabía que hacer. Si dejaba allí a su hermano moriría. Pero si iba a salvarle no les daría tiempo a volver al refugio.

Pero si ella lo protegía antes de que cayera la bomba había una pequeña posibilidad de que sobreviviera. Moriría en el intento, pero le daba igual con tal de ver a su hermano a salvo.

Salió del refugio corriendo y cuando llegó hasta donde su hermano se hizo una bola entorno a él. Así no correría tanto peligro.

La primera tanda de bombas tocaron el suelo.

La explosión, que fue de unos segundos, pareció de horas. La hermana sentía como su ropa se quemaba y se rasgaba, como su piel también se quemaba, como por algunas partes empezó a sangrar.

Podía sentir a su hermano llorar. Y ella lloraba también. 

Cuando las explosiones cesaron la hermana se desplomó en el suelo. El niño la miró y la llamó por su nombre. No obtuvo respuesta.

A la hermana le sangraban varias partes del cuerpo y tenía la ropa desgarrada.

Iba a empezar a caer otra tanda de bombas y el niño no quería separarse su hermana. Le había salvado la vida y quería hacer lo mismo con ella... 

Entonces sintió una mano en su hombro.

Se sobresaltó y miró al poseedor de aquella mano. Era un hombre delgaducho con una bata blanca. Cogió a la hermana en brazos y le dijo al niño que lo siguiera.

Llegaron aun búnker antes de que cayese la segunda tanda de bombas.

Allí intentaron curar a la hermana. Cuando por fin hicieron todo lo que tenían que hacer. El hombre de bata le dijo al niño que pasara a verla

El niño se acercó a verla. La tocó y la llamó varias veces por su nombre, pero no le respondía. Él la abrazó.

Mientras la abrazaba, el niño sintió como si algo le devolviera el abrazo. También notó otras lagrimas a parte de las suyas.

La hermana abrió los ojos.

Y los dos se fundieron en un abrazo.

Sueños y bombasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora