Prólogo

290 18 0
                                    

Una pequeña maleta y a mi hijo en mis brazos es todo lo que necesito para dejar atrás este martirio que día a día está matándome. Sé que no es buena idea huir, pero es la única forma que tengo para alejarme de Iván.

Desde hace meses vengo planeando esto, se suponía que no sería hoy sino dentro de una semana, pero ya no aguanto este infierno. No cuando mi vida y la de mi hijo corre peligro cerca de ese hombre que por ser mi esposo se cree con el derecho de gobernarme y tratarme como él quiera. Ayer me golpeó por primera vez, me tiró una bofetada que hizo que adelantara todos mis planes de dejarle.

Soporté y perdoné dos años de insultos y constantes daños psicológicos que comenzaron cuando quedé embarazada. Lo hice por mi hijo, por que él creciera en un ambiente familiar, porque confiaba en que cuando naciera mi pequeño Leandro, Iván cambiaría, volvería a ser como era antes, que su alma se enternecería con nuestro bebé.

Tuvo que nacer mi hijo, para que naciera en mí esa fortaleza y me diera cuenta que ese hombre nunca cambiaría. Que era inconcebible permanecer un día más a su lado, pero no podía hacer nada, me tenía atada de manos.

Me hizo dejar de trabajar cuando nos casamos, según él ahora era la mujer de un hombre importante, dueño de una de las cadenas de restaurantes más prestigiosas del país. Me impidió ver a mis amigas cuando me quedé embarazada, porque bajo su punto de vista no podía esforzarme y salir sola de casa. Todo excusas para encubrir los celos enfermizos que tenía. Se aprovechó de que mi familia vivía al otro lado mundo para retenerme a su lado.

A partir de hoy ya no habrá maltratos, ya no estoy dispuesta a que mi hijo pase un día más con un maltratador y vea eso como un ejemplo. No. Ya no habrá más gritos ni llantos. Hoy comienzo una nueva vida al lado de mi hijo. Lucharé día a día por que seamos felices y nadie se interpondrá en eso, porque tendré a mi lado a mi pequeña fortaleza que me impulsará a dar siempre lo mejor de mi.

Es así como me encuentro frente a la casa, que se queda con años de dolor, dentro de un taxi que me llevará al comienzo de mi nueva vida. Una vida donde solo habrá amor y palabras de afecto y superación para mi pequeño.

—Eres mi pequeña fortaleza, mi amor. Todo esto es por ti, por mi y por nuestra felicidad, tesoro —digo observando a mi hijo mientras duerme en mis brazos.



Hola, aquí el prólogo de mi nueva historia, aquí descubriremos la vida de Anya, Gustavo y el pequeño Leandro. 

Espero les guste y no se olviden que sus comentarios son bienvenidos.

Pequeña fortalezaWhere stories live. Discover now