Los de la garganta, esos feos que no dejan hablar, y también de esos que hacen bellezas.
Y, atando mis tristezas, cruzando hilos y trenzas, la tensión se va, desaparece.
Buenos y nuevos pensamientos llegan a cada movimiento de mis dedos.
Así de algo fuerte y tan poderoso como lo es ese triste sentimiento, doy vida y creación a algo tan bonito y delicado. Esa bella piedra de, quien sabe que y quien sabe cuantos quilates, ese pequeño accesorio que puede hacer feliz a una persona en tan solo una diminuta pieza.
A veces y solo a veces las lagrimas también son arte...
Y a veces y solo a veces es que un tejido puede salvar a mi mente y a mi corazón de un pequeño suicidio...
