-Capítulo 13-

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Lupin volvió a la Madriguera justo a la hora de la cena, y tomó asiento en la mesa junto a Hope. La chica en ningún momento se sintió sola. Los Weasley la recibieron muy bien y la señora Weasley la trataba incluso mucho mejor que a Fleur, cuyo acento francés comenzaba a irritar a Hope. La única que la trataba con indiferencia era Ginny, y Hope comenzaba a sospechar por qué. 

   Sólo Hope, Harry, Ron, Fred y George sabían que el ángel del árbol de navidad no era un verdadero ángel, sino un gnomo del jardín que había mordido a Fred en el tobillo mientras él arrancaba zanahorias. Lo habían colgado allí tras hacerle un encantamiento aturdidor, pintarlo de dorado, embutirlo en un diminuto tutú y pegarle unas pequeñas alas en la espalda. El pobre gnomo miraba a todos con rabia desde lo alto. Era el angel más feo que Hope había visto jamás, aunque era bastante cómico.

   Luego de la cena, Hope, Lupin, Harry y el señor Weasley, se sentaron en el living a charlar. Harry le explicó a Lupin y al señor Weasley la conversación que había escuchado entre Snape y Malfoy hacía unas noches; Hope se sentía incómoda, así que decidió salir al patio. Estaba nevado, pero no hacía mucho frío.

Lupin la alcanzó a los minutos. 

—¿Te sientes bien? —preguntó él.

—Sí, sólo quería despejarme. 

—Lamento si no era lo que esperabas. Te habría llevado a mi casa, pero... está mucho peor. 

—¿De qué hablas? —sonrió Hope—. La he pasado muy bien aquí, todos son muy amables y cariñosos. 

   Lupin sonrió más tranquilo. 

—¿Sabes por qué te llamas Hope?

—Hum... no, la verdad no. 

—Por mi madre —dijo Lupin en un susurro—. Ese era su nombre. Era una muggle. Mi padre la conoció una tarde en un bosque, cuando un boggart la atacó. Te pareces muchísimo a ella, también eres muy hermosa. 

—¿Falleció? —preguntó Hope con un nudo en la garganta. 

—Sí. Un año antes de que nacieras. Si hubiese estado viva cuando tu madre quedó embarazada, nunca me habría permitido abandonarla. Ambas se querían mucho. Es por eso que Irina, tu madre, te llamó así.

—¿Qué hay de tu padre? ¿Sigue vivo?

—Sí —contestó Lupin—. Pero hace varios años que no nos visitamos. Nos escribimos para fechas importantes, eso es todo. Se llama Lyall. 

   Hope guardó silencio. La vida de su padre era mucho más triste y solitaria de lo que ella pensaba. 

—Me alegra que quisieras venir conmigo —continuó Lupin—. Creí que... Bueno, creí que nunca tendríamos una buena relación. No es tu culpa, claro. Merezco todas las veces que me has rechazado, y...

—No —lo interrumpió Hope—, no lo mereces. Debemos saber perdonar y tuviste tus razones para alejarte. 

—No, no las tuve. 

—Estoy defendiéndote, Remus. No lo arruines. 

—Lo siento. 

—Como te decía... —Hope lanzó un suspiro—, el pasado es pasado. Debemos enfocarnos en lo que tenemos ahora. A mí también me alegra estar aquí, contigo. 

   Lo abrazó, y Lupin le devolvió el abrazo, emocionado. 

—Tengo algo para tí —dijo Lupin. Del bolsillo de su túnica sacó un pequeño y lindo anillo—. Era de mi madre, me gustaría que lo llevaras tú. 

—¿Qué...? No, no puedo... Debe valer mucho para tí...

—Y es por eso que quiero que lo uses tú. También vales mucho para mí, Hope. Eres lo más importante en mi vida.  

—Gracias —sonrió ella poniéndose el anillo. 

—Y dime, ¿hay algún chico por el que debiera preocuparme? ¿Tienes novio?

—Bueno, hay alguien, pero no tienes por qué preocuparte. ¿Y tú? —intentó cambiar de tema—, ¿tienes novia?

—No— respondió Lupin—, no puedo cometer otra vez un error como...— se dió cuenta de lo que iba a decir y guardó silencio.

—¿Un error como yo? —completó Hope con ironía—. Si algún día quieres que te perdone, tienes que perdonarte tú antes, Remus. Lo que hiciste ya no puede arreglarse, pero si sigues tratándome como un error... Temo que las cosas entre nosotros nunca cambiarán.

—¿Me llamarás "papá" algún día?

   Hope no supo qué responder. Una cosa era perdonar a Lupin y aceptarlo en su vida; otra diferente y mucho más difícil era llamarlo papá.

—¿Cuál era el apellido de mi madre? —preguntó Hope cambiando de tema. 

Pero Lupin no contestó. Miraba hacia los pastizales con el entrecejo fruncido. 

—Quédate atrás mío —susurró él poniéndose delante de la castaña y sacando su varita. 

—¿Qué pasa...? —preguntó Hope, pero su pregunta quedó respondida de inmediato, ya que un hombre alto, de cabello gris, ojos hundidos y expresión furiosa apareció frente a ellos.

—Dolohov —susurró Lupin levantando su varita.

—¿Ahora la proteges? —sonrió el mortífago—. No importa. Los mataré a ambos de todos modos.

—Mi hija no tiene nada que ver con ésto y lo sabes —replicó Lupin.

—¡Tu hija! —repitió Dolohov soltando una carcajada—. Pues la mocosa no te importó cuando abandonaste a Irina, ¿verdad? —miró a Hope con odio—. Verla sufrir será tu castigo, Lupin, y verla morir, tu perdición.

   Lupin levantó aún más su varita, y justo cuando él y Dolohov iban a comenzar a batirse a duelo, una bola de fuego rodeó la Madriguera encerrándolos en un definido perímetro, y la mortífaga Bellatrix Lestrange apareció frente a ellos con una sonrisa macabra, al mismo tiempo que Harry salía disparado de la casa en su dirección. 

—¡Harry, no! —gritaron Lupin y el señor Weasley, pero ya era tarde. Harry había salido del círculo que delimitaba el fuego siguiendo a Bellatrix. Ginny fué la única que alcanzó a cruzar el fuego antes de que las llamas aumentaran. 

   Lupin y el señor Weasley intentaron cruzar el fuego, pero éste se había convertido en una alta muralla de incontrolables llamas. 

—¡Hope, entra a la casa! —exclamó Lupin cuando lograron aminorar las llamas, y salió en persecución de Harry y Bellatrix. 

   Hope obviamente no entró, ya que todos habían salido a ver qué pasaba. La señora Weasley estaba histérica, llamando a Ginny a gritos. George tomó el brazo de Hope y se puso junto a ella, con la varita en alto dispuesto a protegerla.

—¡Cuidado! —exclamó Bill—, ¡Greyback está con ellos!

Luego de unos cuantos minutos cargados de tensión, tres figuras negras se alzaron en el aire y volaron hacia la Madriguera, atravesándola y haciéndola explotar en llamas. Hope no podía creerlo. Apretó la mano de George, que seguía a su lado, mientras la casa donde tan bien la habían acogido sin siquiera conocerla, se quemaba ante a la tristeza e impotencia de todos. 

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Más allá de los secretos [COMPLETA] ✔️ (Draco Malfoy, fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora