Alto

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—Suguro –nombró a quien se encontraba tras el umbrla de la entrada.

Agitado con las ropas removidas, como si hubiese dormido con ellas puestas, y al parecer, con un aroma intenso ya que Alfas se ponían en guardia y los Omega temían por hacer un movimiento en falso.

Su rostro igual hablaba por si solo, molesto, irritado, el ceño fruncido y ojeras oscuras.

—¿Dónde está Rin? –su voz autoritaria, queriendo imponer donde quiera que fuera.

Yukio alzó la ceja, acomodo sus gafas y tomó aire —no se encuentra, tu olfato debió de haberlo detectado, así como tú instinto.

Lo quería atacar, su lobo quería acecharlo por atreverse a hablarle así, pero lo contuvo, no era una bestia. Asintio disculpándose por su anterior comportamiento y se retiro.

.

Sirvió el té para ambos, ya había colocado algunos bocadillos en el centro de la mesa de madera. El hogar de Mephisto era demasiado diferente a como en verdad lo imaginaba, colores pastel, posters de actores, anime y videojuegos, figuras en 3d y otros artículos más de aquel fan del manga y anime.

—Me sorprendió que llegaras a altas horas de la noche, tú hermano me llamó preocupado por tí –a la llegada del chico en la madrugada, Pheles no le preguntó nada, solo lo llevó a una habitación para que descansará.

Lo que si, habló con él mayor para que dejara de preocuparse, informando que el menor Omega estaba con él. Yukio podía confiar tanto en Izumo como en Pheles para el cuidado de su hermano, pero como la chica debía cuidar las veinticuatro horas a su pareja en cinta, ahora solo quedaba Mephisto.

—Sería un interrogatorio en casa, solo quería distraerme y llegar a dormir sin cuestionamientos –eso lo entendía, pero también entendía la preocupación del mayor por el Omega, no era fácil, menos sin tener un Alfa o estar marcado, era un diamante en las calles llenas de lujuria.

Asintio —avisa a tu hermano o a mi aún así, preocuparle es peor.

Bajo la mirada después de sorber un poco del té.

—¿Ocurrió algo con ese Alfa Suguro? –en realidad no iba a ser una pregunta, pero no quería hacer sentir pero al chico de lo que su aroma ya lo delataba.

Quería destrozar a quien le dio el permiso de ayudar y estar con Rin, quien defraudó la confianza que le dio y que pisoteo.

Pero no lo haría, no era de aquellos que atacará por un Omega, o por orgullo, y no era que aquel chico no lo valiera, ya lo había dicho, amaba a ese chico, pero, quería que este lo quisiera sin verse obligado a hacerlo. Regresando, el rostro de Rin mostró dolor e ira, los dedos que rodeaban la taza apresaban con mayor fuerza el objeto que sostenía.

Era un sí. Tomó aire y libero con lentitud, debía relajarse y dejar que el menor hablara.

No sabía cómo empezar, el principio era difícil, pero podía tener la libertad de hablar con Mephisto, ante todo.

—Tomé una decisión, pero creo que él ya había tomado una hace tiempo. Yo no quiero molestar a nadie, con todo lo que ha pasado, es lo menos que quiero, por lo que tarde en darle una respuesta que se al final, no le importaría.

—Estoy seguro, que espera por ella.

—¡No lo entiendes! Su aroma estaba mezclado muy fuertemente con el de un Omega, demasiado que Alfas y Omega se daban cuenta.

—No haz hablado con él supongo –negó —¿Quieres decírselo?

—Ya no creo que haya necesidad de hacerlo... –quería llorar, apretaba los labios con fuerza —es un Alfa atractivo, con dinero y buena posición social, puede tener a cualquier Omega mejor que yo.

No, no, no. Le tomo del mentó e hizo verse —ningún ser es mejor que tu, nadie en el mundo –pocas veces veía esa seriedad en los orbes verdes del hombre, atractivos, atrayentes.

Su lobo se sentía bien, quería probar aquel Alfa, aun si su corazón le pertenecía a Bon, tan solo, quería algo más, diferente.

Acaricio con delicadeza la piel blanca de Mephisto, ese rostro que parecía no cambiar con los años, ojeras, mejillas, rozar con las puestas esos labios. Se estaba tentando como también tentaba al Alfa, no se negaría a algo con él.

—¡Rin! –los fuertes golpes lo sacaron del momento, el fuerte aroma del Alfa penetrando el lugar le fue excesivo.

—Aguarda aquí, después de todo yo soy el anfitrión –¿en verdad, había Alfas así? Se cuestionó después de ver a Pheles alejarse. Tan...

Abrió la puerta y mostró su mejor sonrisa, pero, aquello no detuvo a Suguro quien se metió con prisa en busca de ese chico.

—Puedes pasar –habló al aire cerrando la puerta, Bon ya se encontraba invadiendo la casa dando con aquel Omega —¿gustas un poco de té? –ofreció Sabiendo que lo menos que quiera el Alfa era algo que ver con él.

—Tenemos que hablar.

Rin le miro con molestia frunciendo el ceño —esta no es tu casa para que llegues a dar órdenes.

La tensión era abrumadora, pero ninguno de los presentes se veían afectados, y menos Rin, quien siendo un Omega debía estar en pánico al estar en medio de una posible pelea de Alfas. Pero, Rin se sabía que no era un Omega normal.

—Sientate por favor –tras esas palabras amables, se escondían unas graves.

Suguro obedeció, todo aquello empezaba a hacerle olvidar sus modales. Tomó asiento en un espacio frente a Rin a un costado de Mephisto, quien seguido de coloco en su lugar, esperando el inicio de aquella conversación.

—¿Y bien? –cuestionó Mephisto en busca de quien iniciaría.

UnidosWhere stories live. Discover now