Capitulo XLI

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"El hombre muere en la guerra, pero el hombre realmente fallece cuando se le olvida"

Mehmed Khan:

La guerra había sido dura hasta el momento, el ejercito de Luis II nos superaba en numero y nos ocasionaban numerosas bajas en batalla, mis hombres pensaban que este era el fin pero yo no lo veo así. Ganaremos.

-¡Sultán, el enemigo está en todas partes!-grito Isa.

-¡Lo sé, maldición, lo sé!.- grite mientras mataba a un Hungaro.

Sangre escurría del filo de mi espada, sangre se alojaba en mis botas y en mi traje de batalla. Cada vez que mataba a uno en mi mente solo podía ver el rostro de mi amada.

"Lo haces por ella, vive por ella, sobrevive por ella."

Decia mi mente, lo repetía una y otra vez.

Mis tropas caían, mis hombres morían al igual que la esperanza de ganar; un año en guerra sin saber nada de mis esposas, hermanas, mi madre y mis hijos. Para este momento tal vez Tn y Nurbanu ya dieron a luz.

Quería ganar está guerra para volver a mi casa, para que todos vuelvan a casa y para llevar la victoria a mi imperio. Atravesé con mi espada a un soldado, cayo al suelo con fuerza, corrí y grite con furia hacia el enemigo.

Flechas, sangre, miembros y gritos ensordecedores volaban por los aires.

-¡Isa!-me acerque a el.- ¡Quiero que vallas con los visires y prepares la retirada!.

-¡¿Qué?! Alteza no podemos.

-Yo soy el Sultán y se lo que es mejor.-lo empuje.-¡Ve!

El corrio en dirección opuesta a la batalla. Mire esperanzado a mi amigo mientras se alejaba.

Blandí mi espada en un grito de guerra mientras con mis tropas nos abalanzábamos contra el enemigo.

-¡Por allah!.

En un momento mientras peleaba perdí mi espada y tuve que detener el ataque de uno con mis manos.

Grite con dolor al sentir la cuchilla en mis manos en un esfuerzo lo derribe y asesine.

Un agudo dolor se contrajo en mi costado derecho. Mire la flecha que me había alcanzado. Luego escuche una serie de explosiones.

Cerre los ojos al sentir una fuerza empujarme con gran rudes que me lanzo lejos, sentí el impacto contra el suelo. Aturdido abrí los ojos y mire el cielo, era azul y estaba despejado era muy bello. Aún escuchaba el revuelo de la guerra.

"Voy a morir". Fue lo que pensé.

Podía sentir un dolor insoportable en todo el cuerpo y costaba respirar. Con dificultad podía respirar.

Sentía al ángel de la muerte exhalar sobre mi.

" Este es tú fin Mehmed". - Le oí decir.

Pero yo solo pensaba en el rostro de mi amada y me arrepentía.

Me arrepentía ya que nunca más volvería a ver su rostro, su sonrisa.

Nunca más escucharía su voz.

Me arrepiento de no haberla abrazado lo suficiente.

Soy aquel digno de alabanza.

Me llamo Mehmed y soy el poeta de allah.

Soy el eterno amante.

Soy el gobernador de los turcos, el rey de los turcos, el soberano de Estambul.

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