¿Vienes?

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Dos días antes del fin.



  Me dispongo a escribir con toda claridad, sencillez y sobretodo sinceridad posible esta historia autobiográfica. Lo hago porque necesito gritar a los cuatro vientos todo lo que se me pasa por la cabeza desde aquel día que esa mujer me preguntó si estaba saliendo con alguien. Desde aquella vez que consiguió lo que hacía mucho nadie lograba,revolver mi estómago de nervios, no he conseguido levantar cabeza,aunque ambas creyéramos que habíamos salido del negro fondo donde nos encontrábamos.


  Todo se remonta hace unos meses atrás, aunque siendo fiel a mis palabras anteriores diré que la historia comenzó hace seis largos años.

Por aquel entonces yo todavía era una niña y ella ya contaba con cuatro niños, el más pequeño de dos años y la mayor de quince.


  Pero por ahora no me iré tan atrás en el tiempo, debo esperar para contarlo todo pues en este momento no puedo escribir una sola palabra sin que se me pase por la cabeza acabar con todo de una vez y mucho menos sabiendo que llevo luchando por la misma persona media vida.


  Comenzaré remontándome cuatro meses atrás, Enero. Un mes frío, perfecto para comenzar una historia con final incierto.


  Si os soy sincera, y lo seré, no recuerdo exactamente qué día comenzó a hablarme. Como he comentado antes, tenía el estómago lleno de esas malditas mariposas enamoradizas y traviesas que a todos alguna veznos han llenado. Tal vez algunos penséis "¡Qué sensación más maravillosa!", así que os diré algo: No, no lo es para nada.Sientes que en cualquier momento algo atravesará tu cuerpo y te robará el aliento, entonces caerás al suelo y dejarás lo que estabas haciendo a medias. Te temblarán las piernas y tendrás la necesidad de tomar asiento para llevarte las rodillas al pecho y abrazarte como intentando calmarte, pero dejadme que os diga una cosa: Hagáis lo que hagáis no os calmaréis. Os lo digo yo. Hasta que no veáis a esa persona o esa cosa que os ha hecho perder el control sobre vuestro propio cuerpo no os recuperaréis. Ahora bien,¿cambiaría yo esa sensación por cualquier otra? No, jamás.

Como he dicho,es una sensación horrible, pero, aunque os resulte extraño, es de las mejores sensaciones que he sentido pues esa maldita sensación hace que me sienta más viva que nunca. Emoción, eso es lo que necesito en mi vida constantemente, volverme totalmente loca y vivir.

A lo que iba,aquella mañana me encontraba en el aseo del trabajo. Me habían dado cinco minutos para poder salir a fumarme un cigarrillo y yo los había decidido invertir en ir al aseo para orinar(muy poco inteligente para alguien que se muere de mono). Estando sentada en el trono público recibí un mensaje que decía: "Hola. ¿Cómo estás? ¿Quieres venir esta tarde a visitarnos?". Ya está. Las mariposas asesinas atacaban de nuevo.

Joder, ¿era real lo que estaba leyendo? Tampoco era nada del otro mundo,pero...¿era real? ¿Me lo estaba imaginando? Pero no, ahí estaba el mensaje tan real como lo era el dolor de estómago que tenía.

"Buenas.Estoy bien, ¿y tú? Claro, me encantará ir esta tarde, pero tendrás que darme tu dirección." Ahí estaba, todo dicho. Pensaba que me daría algo, ya me estaba imaginando la escena: Yo llegando a casa y con pánico de tocar a la puerta(cosa que no pasó porque noencontraba su casa y tuvo que salir a recogerme ella, así que ni llamar a la puerta ni leches.) Al poco rato un nuevo mensaje me avisaba de un nuevo ataque de mariposas asesinas: "Claro, está bien. Recuerda que es toda la calle hacia arriba."

Llevaba más de cinco minutos en el baño, así que decidí salir sin olvidarme de abrocharme los pantalones debido a los nervios y volví a mi puesto.

Para ser más correcta, no es que estuviera trabajando, más bien eran y son una especie de prácticas para el día de mañana tener algo que no sea mi pobre manejo del latín y del griego. Durante más de una hora estuve mirando el móvil soñando despierta con un nuevo mensaje,pero no recibí nada nuevo hasta las dos de la tarde.

-¿A qué horavendrás?

-Supongo que sobre las cuatro si te parece bien. No salgo hasta las tres y entre que como y todo...

-Vale,perfecto. A las cuatro entonces, un beso.


  Para qué más... un beso... el beso que yo me moría por recibir y no precisamente a través de un pobre mensaje de texto. Quería que esa mujer me besara, lo deseaba. Pero sólo por un momento. Al segundo comprendí que si seguía pensando en aquello me iba a dar tal vuelco el corazón que acabaría siendo inquilina de una caja de pino.



Cuenta los días.Where stories live. Discover now