Tan rápido como la acción turbo

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Varias semanas han pasado y con Lotso nos hemos reunido únicamente por la noche, durante el día, en el descanso, no cruzamos palabra alguna y mucho menos miradas.
Puede que yo siempre esté buscando su atención aunque se me es imposible debido a mi locación en la guardería.

Me sentía triste, no solo por el hecho de que Lotso solo me quería para hacer puercadas, sino también porque estaba olvidada. Nadie jugaba conmigo, los niños ni siquiera notaban mi existencia.
Solo tenía un amigo, que tal ves podría considerarlo como mi mejor amigo. Últimamente no nos vemos mucho, pues perdió una pierna y se le es imposible venir a verme, tampoco quiere que vaya con él, pues dice que no quiere que lo vea en ese estado.

Lo extraño, él hacía mi estadía en esta guardería de mierda mucho más llevadera.
Me vale, iré a verlo. Esperé toda el día hasta que se hizo de noche, y con movimientos sigilosos y rápidos me dirigí hasta la casa de muñecas dónde él estaba.

Por supuesto no era la casa de Ken, pues él no deja entrar a cualquiera ahí, sino que hay una pequeña casita a comparación de la de Ken, dónde mi amigo siempre está. Entré sin pedir permiso y lo encontré en el suelo sin moverse.

- Vaya, Max Steel perdió su encanto -bromeé y me recosté a su lado.

- ¿Qué haces aquí, ____? -respondió algo seco y sin ganas-. Te dije que no quería que me vieras.

- Eres muy especial para mi, Max -dije algo enojada. Me molestaba bastante se comportara así conmigo-. No porque te falte algo significa que te deje de querer.

- Lo sé, pero sé que me veo muy patético sin una pierna...

- No te ves patético, sigues viéndote como siempre -sonreí mirando hacía el techo- solo que sin pierna.

Max soltó una risita.

- Bueno... Como no nos hemos visto hace milenios, no se nada sobre que ha pasado con tu vida, ____, cuéntame, ¿Algo nuevo?

Me quedé en silencio, no quería que supiera lo de Lotso y yo, pues rompería la promesa que le hice a aquel sensual oso, además estoy segura de que me daría un sermón.

- Nada, sigo en el mismo lugar.

- Lo mismo que yo, tal vez deberías venirte conmigo y vivir aquí.

Sonreí ante tal idea, pues no era tan mala. Lo consideraría y llegaría a una conclusión luego. Ahora quería pasar tiempo con mi mejor amigo y olvidarme de todo.

Grave error.

***

Yo ya no puedo hacer nada, desde el principio dije que esto sería algo sin sentido y ahora me jodes para que publique. Cuando dije que publicaría cuando se me de la gana.
No estoy enojada, claro que no.
Solo estresada por toda la tarea que tuve, por eso no actualicé, además me daba flojera.
Gus bai, besos en la cola.

La verga de Lotso | Lotso Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora