II

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Luego de regresar a Refugio, Emma no tardó en plantear ante el Concejo su idea para llamar la atención de los templarios. Respaldada por Cassandra y Cullen, les tomó menos de unos minutos el convencer a la Maestra Espía y a la Embajadora, quienes se mostraron muy reticentes ante la idea. Finalmente, gracias a la colaboración conjunta entre Leliana y Josephine, dos días más tarde la Inquisición contaba con el apoyo de diez familias nobles de toda Orlais que se comprometieron a viajar con la Heraldo de Andraste hacia el Reducto de Therinfal en donde los templarios se establecieron.

Durante la espera, Emma se propuso continuar con su búsqueda de agentes para la Inquisición. Luego de visitar Val Royeaux, Emma recibió una invitación de parte de Madame de Fer. La organización contaba ahora con la presencia de Vivienne, la Primera Encantadora de Montsimmard y Encantadora de la Corte Imperial. Emma agradecía su ayuda y esperaba que su presencia animara a los temerosos a tener una mejor imagen de los magos. A través de ella supo de la muerte de su mentora, la Encantadora Superior del Círculo de Ostwick Lydia. Ella y Vivienne eran... fueron buenas amigas. Emma aun no superaba su muerte del todo a mano de sus propios compañeros. Hablar con Vivienne le confortaba, como si la propia Lydia hablara a través de ella. Estaba segura que ambas Encantadoras compartieron una relación como la que Emma compartía con su amiga Lucy, una fraternidad creada para apoyarse mutuamente dentro de las paredes del Círculo.

También estaba Sera, una elfa no tan elfa, miembro de la organización "Los Amigos de Jenny la Roja". Era interesante, un tanto alocada y divertida. Luchar a su lado contra guardias privados de pantalones fue lo más divertido que Emma hubo hecho desde que todas las tragedias actuales se desataran. Aun no comprendía sus razones para incluirse en la Inquisición, pero ella se mostraba motivada a ayudar y Emma apreciaba su contagiosa alegría.

Luego estaba Ironbull. La primera vez que Emma le vio quedó asombrada por su apariencia, tamaño e interesante manera de actuar. Al vivir encerrada en el Círculo desde pequeña, Emma solo había escuchado y leído sobre esta extraña raza llamada Qunari. Bastó una mirada para deducir quién era. "Los cuernos me delatan", había bromeado él. Luego, lo más impactante. Se rebeló a si mismo como un espía del Qun. Un Ben-Hassrath. Bull dejó en claro cuales eran sus intenciones y que no pretendía intervenir con las acciones de la Inquisición. Además, disfrutaba de las pelirrojas, por lo que hacer algo que comprometiera su estadía en el Sur no estaba en sus planes. Emma no pudo evitar confiar en él desde el inicio. Se le veía sincero y honorable a pesar de su tosca apariencia. Emma aceptó su ayuda y la de su grupo sin ningún tipo de reserva.

Entonces, por petición de la propia Leliana, fue en busca del guarda Blackwall. Había rumores sobre su presencia en las Tierras Interiores y que estaba reclutando a los campesinos. Resultó que los pobres aldeanos habían sido atacados y robados por bandidos. El guarda los "reclutó" para que le obedecieran y así aprendieran a luchar contra sus agresores. Una vez que los bandidos fueron erradicados, los liberó y prestó su ayuda a la Inquisición. Emma agradeció su disposición y descubrió que su sola presencia en el campamento elevó la moral de los reclutas.

Dos días transcurrieron rápidamente y entonces llegó el momento.

Escogiendo a Cassandra, Varric y Solas para que le acompañasen, Emma partió hacia el Reducto de Therinfal, ubicado muy en lo alto de una colina montañosa y resguardada por una espesa vegetación. Durante el viaje, muchos de los nobles se quejaban de los rústicos caminos que dificultaban el paso de sus carruajes. Cassandra se limitaba a lanzar su característico bufido de disgusto cada vez que escuchaba a los orlensianos quejarse y Emma no podía evitar sonreír ante el disgusto de la guerrera.

El día era oscuro. Nubes sombrías impedían la entrada a los rayos del sol y presagiaban una tempestad. El aire frío traía consigo el olor a lluvia. A lo lejos, Emma divisó el castillo de los templarios alzarse orgulloso. Las banderas de la Orden ondeaban al viento en lo alto de las torres y su estandarte les dio la bienvenida en la entrada. Exhaustos por el viaje, los delicados nobles, portando exclusivos ropajes y vanidosas máscaras, bajaron de sus carruajes y caminaron con aire impetuoso hacia la entrada del fuerte. En sus mentes solo existía una cosa: concluir lo antes posible con ese desagradable asunto para volver a sus hogares de lujo.

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⏰ Last updated: Apr 25, 2019 ⏰

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