La mañana era gris y fría, el viento hacia rechinar los dientes de cualquiera que se atreviera a salir, los charcos se encontraban congelados y las tiendas cerradas. El invierno estaba en su punto máximo pero eso no era impedimento para Rezdan , ¿Quién es? Bueno eso ya lo verás.
La alarma sonó pero él ya estaba más que listo, se dispuso a apagarla y acto seguido tomó su maleta- Hoy pesa mucho más- Pensó mientras se daba un último vistazo en el espejo. Salió y el viento le congeló el rostro provocando que este adquiera un tono rojizo en cuestión de minutos, se colocó sus audífonos, seleccionó un álbum y empezó el corto trayecto hacia la academia, durante el camino se dedicaba a observar cada mínimo detalle de la tan aburrida cuidad, le deprimía el ver todo tan muerto y gris- Odio el invierno- Pronunció con dificultad debido al impresionante frío que habitaba en las calles.
En cuanto pisó la recepción una calidez indescriptible lo invadió, logrando calentar su entumido cuerpo- Bendita sea la calefacción- Comento en un susurro, paseó unos minutos por toda la academia, observaba los diplomas, trofeos y fotografías que adornaban las extensas paredes. Sin más tiempo que perder ingresó a su sala favorita, tenía un techo alto, el piso de madera brillaba y contaba con enormes espejos empotrados en la pared. Se dirigió a una pequeña banca y comenzó su rutina.Retiró sus zapatos y preparó sus pies para evitar alguna lesión, una vez terminada la parte aburrida prendió las bocinas y seleccionó una canción al asar dando inicio a una fuerte sesión de acondicionamiento físico y baile.
Su entrenamiento era intenso, comenzaba con un leve calentamiento y continuaba con series de ejercicios más fuertes, desde lagartijas hasta practicar su elasticidad. Todo tenía que ser preparado y atendido para poder comenzar su parte favorita, aprender y crear nuevas coreografías. Una vez terminado todo lo elemental, cambió la música por algo más energético. Alive de Sia se escuchaba por toda la sala. Sus movimientos eran precisos y fuertes pero sin perder la gracia que caracteriza a un buen bailarín, sus brazos se extendían con gracia y cada giro era ejecutado a la perfección.
Siguió practicando por horas, la música estaba en lo más alto, se podían escuchar sus saltos y la fuerza con la que realizaba los pasos por todo el pasillo, tal vez ya te hayas dado cuenta pero no está demás decir que Rezdan era muy perfeccionista y atento en todo lo que hacía, muchas veces se perdía en su propio mundo y dejaba transcurrir el tiempo hasta que algo físico lo parará y está no iba a ser la excepción.
Se encontraba realizando una serie de giros hasta que algo comenzó a doler, un fuerte calambre en la pantorrilla lo hizo parar de golpe. Con dificultad se dirigió hacia su maleta y se apoyó en la banca esperando a que el dolor desapareciera o disminuya un poco.
-Parece que alguien se lastimó- Ahí estaba, tan lindo y encantador como siempre, su pequeño Chris había entrado a la sala con dos botellas en las manos, el mayor tomó una y acto seguido depósito un corto beso en la mejilla del contrario logrando sacarle una gran sonrisa.
-Esta vez fue un calambre- Comentó con la respiración agitada mientras abría su botella, finalmente le dió un gran trago- Gracias amor.
-Si sigues así vas a lesionarte- Reprochó el menor mientras que atendía la zona afectada- Eres un necio.
- Chris, no llames a las tragedias.
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¡Hola! Gracias por leer este pequeño pedazo de mi mente, espero que te haya gustado <3 Nos leemos pronto.
