La lluvia no cae para quien la espera.

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La lluvia cae fuerte, pareciera no haber sonido que pueda luchar contra el que producen las gotas al tocar el suelo con profunda violencia; Como si el agua, de alguna manera, quisiera arremeter y quebrar la superficie de todo lo que toca al bajar de esas nubes gigantes que dominan el cielo sin intención de ser benévolas.

Van caminando casi sin que importe la cantidad de agua o la fuerza con la que cae y golpea, sólo caminan; Aunque podría decirse que no tienen rumbo fijo, cuando la misma brisa pareciera sacarlos de su marcha, sus pies no dejan de estar uno delante del otro.

El cielo oscuro rodea todo cuanto pueda verse a través de la brutal lluvia, oscuridad que sólo es interrumpida por la luz casi cegadora de los rayos que cortan todo sonido con su repentino estruendo, haciendo sentir que están rompiendo y chocando justo detrás de quien pueda presenciar aquel acto.

Dos rostros se aprecian gracias estos estruendos repentinos que cortan el ruido de la lluvia; El agua los recorre desde sus cabellos hasta el final de sus cuellos, donde la poca claridad deja ver algo más que la lluvia bajando por su piel fría.

La lluvia no cae para quien la espera.

Esa noche él lo sabía, escuchó su voz y acudió con gusto, porque siempre fue débil cuando de complacer sus caprichos se trataba.

Va caminando casi sin poder encender su cigarrillo, la brisa es fuerte en ese momento y está seguro que dentro de poco será peor, pero no le importa, no espera sentirla, sólo quiere disfrutar su último cigarro.

En su interior ya no había nada; ni siquiera el dolor que ella misma solía causarse, a veces ni siquiera lo sentía a él, pero sabía que sería el único que la podría acompañar si se lo pedía.

El cielo siempre es oscuro para quién no quiere verlo.

La violencia del agua cayendo aún no se apreciaba por completo en aquella casa que, aun con dos personas adentro, podía sentirse como si estuviera vacía y así como no puedes apreciar en qué momento las nubes oscurecieron el cielo, tampoco sabrías en qué momento abandonaron la casa.

Dos rostros que se ven con ojos vacíos que reflejan amor, un par de ojos ciegos que miran a otros que nada más esperan el momento de apagarse, los rayos caen y es la única luz que permite ver las manos dejando escurrir lo sangre que la lluvia se encargará de limpiar. 

Un cigarro antes de la lluvia.Where stories live. Discover now