Ahora somos una familia

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Ahora ya dentro de lo que cabe, ha pasado todo, puedo contarlo; mamá me ha animado a ello, yo no quería volver a acordarme, pero ella ha insistido, así que empiezo mis memorias a la corta edad de 9 años. Como dice mamá: "así evitarás olvidarte y algún día no muy lejano, tus hijos y nietos leerán con placer las aventuras y travesuras de su padre y abuelo".

"Ante todo me llamo José, por lo que la yaya me ha contado, papá y mamá se conocieron en el setenta y cuatro, durante el rodaje de un spot publicitario. Mamá era muy guapa. Anunciaba una de esas tonterías que usan las mujeres para disfrazarse como los indios en pie de guerra, vamos, un maquillaje. Papá era el cámara y como papá era muy apuesto, pues, surgió el romance. Con muchos baches aguantaron tres años juntos, hasta que un día mamá se dio cuenta de que estaba embarazada de mi, y papá como era un caballero, pues nada, se casó y en paz.

El embarazo a mamá no le fue nada bien, se pasó los cinco meses siguientes vomitando, mareada y feísima. Se puso tan fea que a papá le hacía la vida imposible con sus celos. ¡Por qué eso sí!, papá seguía igual de guapo. Además de casarse, como necesitaba una cosa más estable se metió de viajante de una casa de fotografía. Ganaba mucho dinero. Lo malo es que se pasaba toda la semana fuera y eso a mamá no le gustaba nada. Los fines de semana eran un infierno de gritos y llantos. La abuela dice que por eso salí yo tan nervioso. El caso es que aparte de encargarme cuando no debían, a mi me dio por salir antes de tiempo.

Nací de ocho meses, pesando 3,600 kg, lo justo para no ir a la incubadora. Pequeñito pero matón. Era precioso, con mucho pelo, muy negro, piel blanca, ojos verdes. Llamé tanto la atención que me pasearon por todo el hospital. Esa noche papá se coló en el hospital aprovechando que eran fallas y había más manga ancha, con una piña natural y a la luz de los fuegos artificiales de medianoche, nos la comimos los tres. A mi también me dieron un poquito de pulpa para que chupara, ¡sí el médico nos ve!, esa debió de ser la mejor noche de nuestra vida, por lo menos la más serena y feliz.

Cuando cumplí un año, mamá encontró trabajo de viajante de una empresa de confección ubicada en Barcelona y mi vida cambió. Trasladaron todos mis enseres a la casa de los abuelos y allí me mudé. A mamá y a papá solo los veía los Sábados y Domingos, eso lo que no se iban de fiesta. Al principio para mi debió de ser duro, dice la yaya. Todas las chicas guapas que veía en la tele, creía que eran mi mamá y me ponía a llorar y a llamarla. Pero esas cosas eran cada vez más escasas y como los yayos eran muy buenos, yo empecé a crecer feliz con ellos. El yayo Antonio estaba deseando salir del trabajo para ponerse a cuatro patas y servirme de caballo. Jugábamos y hacíamos rabiar a la yaya. Yo adoraba a mi abuelito. Papá era un fastidio, pues los fines de semana, me reñía por todo y me decía que estaba muy mal criado. Lo mejor del sábado era, que cuando venían a recogerme siempre venían cargados de regalos. Suplían su falta de tiempo con caprichos carísimos, que por supuesto a mi me hacía muy feliz. Un coche eléctrico, bicicletas, tres robots gigantes... y más, cuando nadie los tenía, y tebeos, muchos tebeos. Como a mamá le gustaban a mi también tenían que gustarme; y así pasaron los cuatro años primeros de mi vida, mimado por todas partes.

Entre mamá y papá las cosas no iban muy bien. Siempre estaban viajando cada uno por su lado y los fines de semana papá gritaba y mamá lloraba o al revés. Yo no entendía por qué se enfadaban tanto. Lo malo era cuando la tomaban conmigo, que si tu madre lo malcría, que si tu padre se lo consiente todo, y yo a llorar y desear volver a la tranquilidad de mis abuelitos. Allí yo era el amo, el dueño, me sentía adorado.

A los cinco años empecé a ir al colegio, inicié preescolar. El cole estaba ubicado en el mismo barrio de mis abuelos, así que todos mis amigos iban al mismo colegio y seguí siendo el mismo niño mimado y compadecido: Pobrecito, vive con sus abuelos.

Ahora somos una familia [TERMINADA]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora