CAPÍTULO 4

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- Puedo asegurarte que mi relación con Simón era de lo más linda al principio. Se mostraba atento y cariñoso. Tan buena era la relación que decidimos vivir juntos.-

Dió un pequeño sorbo a su vino para sentir que tan dulce y fuere era aquella bebida y para sorpresa suya, el líquido recorrió por su garganta como una caricia.

- Terminé mis estudios y comencé a trabajar en un hotel muy importante. Y en temporadas de vacaciones estaba tan sobrecargada de trabajo que me vi obligada a hacer horas extra. Nuestros horarios no coincidían casi nunca y volvía tan cansada que el departamento siempre estaba hecho un caos. Siempre había montones de ropa por lavar y ni que decir de la pila para planchar. Es algo que odiaba por lo que un día decidí contratar a la vecina para que lo hiciera por mi. Quizá ese fue el detonante de las primeras discusiones, sumados al estrés y algunas deudas que se seguían acumulando.-

- Si fue solo por eso. Es la estupidez más grande que he oído.- Murmuró Jonathan terminando de un trago su primera copa.

- Se enojó porque, pagarle a alguien para hacer algo que podía hacer yo, era un gasto innecesario. Y lo entiendo, pero no tenía ni tiempo ni ganas. Quizá él tenía la sensación de que yo no estaba aportando todo lo que hubiera debido a la relación. Me dije que debía darle todavía más amor, serle de más ayuda. Y cómo sabía que estaba pasando por una etapa de mucho estrés, siempre terminaba disculpándome yo.- Soltó Ceci alzando los hombros distraídamente.- Aprendí a hacer las cosas que evitaban que mí novio se enfadara. Cuando él estaba contento, era muy afectuoso. Pero cuando algo lo disgustaba, se ponía hosco e irritable. Entonces yo tardaba varios días en lograr que recuperara el buen humor.-

-¿Has pensado alguna vez en ti misma?- La ira le estaba tensado el cuello y la cara a Jonathan.

- Cuando se enojaba siempre me trataba de egoísta ¿Cómo podía pensar en mi? Y el día que se lo dije, se abalanzó sobre mí furioso. Tenía la boca tan seca que apenas podía articular las palabras.-

Mientras Ceci relataba su historia no se atrevía a mirar a Jonathan, solo movía su copa en círculos haciendo danzar el líquido, el cual no se resistía a soltar su aroma.

- No sé... Quizá no merezca la pena hablar de ello. Empiezo a sospechar que todo este tiempo que traté de salvar la relación no valió una mierda.-

- De verdad que aún no entiendo ¿cómo toleraste tanto? ¿Que clase de hombre degrada de esa manera a su mujer?-

Los últimos meses Cecilia había vivido aterrorizada y confusa, trataba de ir detrás de él, temiendo enfurecerlo todavía más. Normalmente su padre tardaba mucho en perder la cordura, y una vez que hacía explosión, el enfado no le duraba demasiado. El temperamento de Simón era distinto, no se sabía cuál era la mejor estrategia. Si se disculpaba, quizá sólo consiguiera enfurecerlo mas. Pero si se quedaba en el baño, el que lo ignorara podía ser interpretado por él como una nueva ofensa.

Luego de decirle todo lo que odiaba de él y de su relación, tardo unos minutos en comprender que Simón acababa de pegarme un bofetón. Se quedo inmóvil, con la mente en blanco mientras exploraba con los dedos la mejilla donde sentía un extraño entumecimiento. Las lágrimas le nublaron los ojos y luego de un rato oyó su voz enfurecida.

- Mira lo que me has hecho hacer...- Le espetó con nerviosismo, pero al ver la gravedad de las consecuencias bajo el tono de su voz.- Lo siento mucho.- Murmuró mientras le rozaba la mejilla con la palma de su mano.-Juro que nunca volverá a ocurrir. Suceda lo que suceda.-

- No sé... Si creerte y perdonarte nuevamente sea correcto.- Su voz sonó tensa y vacilante. Nunca se había Sentido tan indecisa, dividida entre el deseo de quedarse con Simón y el de dejarlo, porque lo amaba al mismo tiempo que le temía.

La mujer menos esperada. (#1 Bilogia: Amores Imprevistos)Where stories live. Discover now