La Canción de las Tres Tierras

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1

La tarde caía lentamente en el pueblo Tesorux. Y Macil regresaba caminando a casa solo. Acababa de jugar con sus amigos en la plaza; jugaron al escondite, al atrápame si puedes y saltar en los charco de lodo (cosa que le agradecen a Tifú por hacer llover el día anterior). Hasta tomaron "prestado" monedas de la fuente para comprar panes calientes al panadero. Al muchacho le encanta pasar el tiempo con sus amigos, pero hoy estaba tan desesperado por llegar a casa.

El tiempo en la plaza había transcurrido lentamente. Macil siempre se preguntaba por qué el tiempo pasa tan lento cuando esperaba algo con mucha estima. Al despertarse esta mañana, su padre le prometió que le contaría La Canción de las Tres Tierras. Macil siempre tuvo un interés con esta misteriosa historia, lo único que llegó a saber de esta era que el mundo en donde viven dejó de existir por un momento; escuchaba los rumores en las tabernas de como muchas personas morían en un día... El chico escuchaba tantos rumores que ni pudo construir la canción al todo. Pero hoy era el día, era la ocasión en la cual escucharía la historia verdadera.

2

Al llegar a su pequeña casa, Macil empujó bien fuerte la puerta, al hacerlo, levantó la alfombra de polvo que llevaba bajo de esta. Vio rápidamente como su madre dejaba los platos en la mesa, y siguió corriendo a su habitación. En medio del camino, su pequeño hermano: Robi, salía de la habitación desnudo para abrazarlo.

-¡Robi!-saludó Macil al infante.

En respuesta de Robi: todo fue disparatadas de cualquier niño pequeño.

Macil continuó su carrera hasta la puerta su habitación para despojarse toda la ropa sudada que llevaba encima. De la cintura hacia arriba todo su cuerpo parecía normal, pero la cintura hacia abajo... Las cicatrices hacen mostrar que tuvo una infancia muy feliz. Sale de su habitación y se dirige al baño.

3

Al ver a Macil sentado en el medio del paso de la ruta de carrosas, se enfureció y caminó hacia él. Se quedó en la puerta y le dijo:

-Te acabas de dar un baño y estás aquí sentado en el polvo-le reprocha Cate-, hasta mañana no te bañas. Si supieras el trabajo que le da a tu padre conseguir toda esa agua del pozo...

Macil se levanta del suelo intimidado y se sacude todo el polvo que hay en sus piernas, cuando termina, casualmente escucha los paso de un caballo, mira hacia delante y logra divisar a su padre. Macil salta con mucha alegría y corre hacia su pariente. Su padre baja del animal para darle un buen cariño a su hijo.

-Pensaba que llegarías tarde como el domingo-dice Macil.

-Para un día como hoy tuve que tomar mucha velocidad-le explica a su hijo-. La historia de esta noche será muy larga, antes de todo cenemos porque estoy muy hambriento.

4

La mayoría de las historia ya las había escuchado en la plaza del pueblo, pero nada de aquello era igual cuando las contaba su padre. Su padre tenía una voz y un don de narrador que nada se comparaba con él. Macil llegó a pensar de que la calidad del teatro es muy baja comparada con las historias de su padre.

Mientras todos en la mesa se dedicaban a saborear el sabroso estofado preparado por Cate, Macil se lo devoraba a una velocidad rápida. Su padre sonreía al verlo, pero su madre, en su papel en sí, le incomodaba un poco la actitud de su hijo.

Cuando el chico terminó con su plato se levanta del comedor y deja el plato en la cocina. A escondida busca el vino que su padre trajo hace unas semanas atrás, y se sirve en un pequeño vaso. Lo degusta suavemente y sale hacia el patio trasero.

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