048

85 20 7
                                    

—Hobi, ¿puedes detenerte un segundo? —lo miré ya frustrada, él volteó para verme.

Su mirada vacía, sin ningún tipo de brillo, ese brillo tan característico que solo él poseía.

—¿Qué ocurre?, ¿hay algún paso que no te salga?, ¿o alguna duda? —negue— ¿Entonces?

—¿Qué pasa? —fruncio el ceño, aparentemente confundido— Deja de mentir, no te hagas el desentendido. Actúas tan distante, demasiado cortante, ¿por qué?

—No finjo, de verdad no sé de que hablas. —le dio un sorbo a su botella de agua.

—Hoseok... —intente acercarme hasta él, pero retrocedió para tomar su michila desde el suelo.

—Estoy algo cansado, seguimos después ¿si? —sonrió pesadamente para voltear dispuesto a marchar, pero lo detuve, tomé de su muñeca.

Mi corazón dolía demasiado en estos momentos.

—Hobi... —su mano comenzó a elevarse, acariciando mi cabello.

—Nos vemos Eunbi. —se alejo cortando nuestro tacto, saliendo del salón de prácticas. Dejando una vez más este dolor, dicha grieta que no se como reparar.

Golpeé mi rostro varias veces seguidas, contuve esas inconfundibles ganas de llorar que ni yo misma entendía.

Nunca llegaría el punto en que Hwang Eunbi llorase por un muchacho. —eso mismo me repetía, una sola vez lloré por un idiota, fue más que suficiente.

Sali del salón una vez desconecte el equipo de música, recordando el rostro de mi idiota favorito, Binnie.

Al recorrer el pasillo del instituto me encontré pensando en Hoseok, pero inevitablemente, la imagen de Jungkook abarcó mis pensamientos.

Aquella noche de lluvia, las palabras pronunciadas, el brillo en sus ojos... la desolación le invadió. No era el mismo Jeon frívolo y aislado de siempre, él me mostró una faceta diferente de si mismo, debilidad.

—Ten cuidado. —junto aquel susurro, senti el tacto de una mano tironear de mi muñeca, atrayéndome hacia él. Evitando asi que chocara contra aquel dúo que cargaba un pilar de libros importantes del lado contrario.

Volvi para encontrarme con su rostro fijo sobre cada detalle del mío.

—¿Estás bien? —asentí un poco atontada— Sinb.

—Si, gracias. ¡Ah! —me queje por el golpe que recibí sobre mi frente, un golpecito depositado por sus dedos.

—Debes prestar más atención al camino.

—¡No era necesario golpearme! —reclame frotando mi frente.

—Puedes lastimarte, —le mire desconcertada— tonta. —una peculiar sonrisa adorno sus labios, iluminando su semblante para adelantarse.

¿Qué es esto? —senti calor sobre mis mejillas, eleve mi mano hasta llegar y posarse sobre mi pecho, el cual se encontraba palpitando con fuerza. Mi mirada siguió fija sobre la espalda de aquel pelirrojo.

—Woah~. —Yerin me abrazo por la cintura— Realmente tiene una espalda linda, Jungkookie. —sonreía burlona sobre mi hombre.

¡No soy ella!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora