capítulo 14.

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EL MARIDO DE MI HERMANA.

Capítulo 14.

Apreté los hombros, no podía aplazarlo más.

—Por supuesto.

Sonrió con tristeza, definitivamente no me gustaba verle esa expresión, amaba más verle esa sonrisa llena de maldad.  Se quedó platicando con mamá mientras yo subía a cambiarme. Cuando se despidió le  dijo que me iba a robar unos minutos, mamá le respondió con una sonrisa; Sé que está en buenas manos.

—Si quieres, damos una vuelta por el parque que está por aquí cerca, para que no tengas que alejarte mucho de casa.

Eso sí lo entendí y dolió, sabía que lo había evitado y pensó que yo no quería estar cerca de él. No fui capaz de responder, solo asentí. Caminamos en silencio unos minutos como si ninguno fuera capaz de romperlo. Nos sentamos en una banca y él fue el primero en cortar el silencio incómodo.

—Me estabas evitando —no lo preguntó lo afirmó.

Aclaré mi garganta.

—Claro que no, tenía que entregar un trabajo por eso estuve ocupada.

Luca soltó una risita, me miró a los ojos y con seguridad respondió.

—Estás mintiendo.

Intenté descifrar que había en esos ojos, pero era imposible.

»Chispita, te conozco tan bien, sé  cuando estás mintiendo porque te salta la nariz, te pasa  como a Pinocho.

Sonreí, era verdad, siempre que decía mentiras me saltaba la nariz.

—Que buen observador.

De nuevo hubo silencio.

—Es un placer observarte —agregó y me miró —.  Sobre lo que pasó el sábado…

Pasé saliva, había llegado la hora de enfrentarlo.

—Yo…

Me interrumpió.

—Sé que habíamos dicho que éramos amigos con derecho a todo sin tener que hacer reclamos. Sé que tenemos claro nuestras posiciones, pero yo quisiera explicártelo.

Empecé a pensar en esa noche, la borrachera y en lo que terminó, empecé a sentir el calor en mis mejillas.

—Ambos somos adultos conscientes de las cosas y pues pasó —añadí, pero él volvió a interrumpir.

—Eso lo sé, pero yo quiero explicártelo.

Bajé la mirada, sentí un nudo en la garganta.

»Estos días te he echado mucho de menos y no quiero que las cosas entre nosotros cambien… no podría…

Lo interrumpí.

—Tienes razón, no supe cómo afrontar las cosas y no fue la manera correcta, ambos estuvimos de acuerdo en lo que pasó, no somos unos niños y debemos afrontarlo con normalidad, son cosas que suelen pasar.

Me miró desconcertado.

—¿De qué estás hablando? —Juntó las cejas en señal de incomprensión.

—De lo que pasó…— traté de sostenerle la mirada.

El gesto de confusión era evidente, ladeó la cabeza como tratando de entender, entonces como si hubiera entendido de qué hablaba yo, una hermosa sonrisa se dibujó en sus labios, abrí los ojos más de lo normal, no entendía nada.

©EL MARIDO DE MI HERMANA. lWhere stories live. Discover now