3-Comienzos.

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Al día siguiente los dos gallegos ya estaban instalados en su nuevo piso, la despedida fue breve, incluso fría, al menos para los dos chicos, ni promesas de verse pronto, ni miradas cariñosas, tan solo un par de abrazos y el agradecimiento del pequeño por todo lo que había hecho por él. Después de un reencuentro intenso, quizás demasiado, no se esperaban que todo acabase así pero la situación era complicada y había que dejarla enfriar.

Ricky volvió a su rutina y Roi intentó buscar la suya, era difícil ya que su misión más urgente era encontrar un trabajo pero en su estado no era lo más adecuado, ni causaba lo que se dice buena impresión. Por fortuna Miriam había tenido más suerte, consiguió un trabajo en apenas dos días en un centro de ancianos y el horario le permitía prepararse el MIR para aspirar a una plaza de especialista en un hospital público. Con su nuevo sueldo y los ahorros de Roi podrían vivir una temporada y el chico podría recuperarse y patearse la ciudad buscando una oportunidad.

Mimi pasaba a menudo por allí, ella y Miri se habían hecho inseparables, pero se cuidaba mucho de mencionar al mallorquín, cosa que le hizo sospechar a Roi que no quería saber nada de él así que tampoco lo nombraba cuando la granadina estaba por allí.

-Ricky...¿ni siquiera vas a ir a ver cómo está?

-No quiero hablar más del tema, él necesita algo que yo no puedo darle- estaba convencido de ello, con lo que había sufrido no quería hacerle daño y, para que engañarse, tampoco estaba dispuesto a hacerse daño a sí mismo.

-Bueno...tú sabrás, solo te digo una cosa, no se deja pasar algo así ¿sabes lo difícil que es encontrar eso que tenéis? Es una cosa evidente para cualquiera, tú le quieres aunque te parezca una locura.

No dijo nada, no sabía si era cierto pero tampoco podía negarlo, lo que sintió por Roi desde que le conoció, lo que sintió aquel día abrazándole cuando estaba destrozado le sobrepasó por completo. Tardó días en darse cuenta que lo que le decía su amiga podía ser cierto, podría estar dejando escapar algo que pasa tan pocas veces en la vida si es que llega a pasar, encontrar a esa persona que te hace feliz solo con una sonrisa, esa persona por la que serías capaz de cualquier cosa.

-Ricky, no te esperaba...

-Ya, debería haberte llamado primero- dice algo cabizbajo pensando que quizás era tarde, pero levanta la vista al sentir aquella mano en su barbilla.

-Pero me alegra que estés aquí...no me has dejado terminar la frase- sonríe de oreja a oreja haciendo sonreír al mayor.

Ricky le observa con atención, las heridas y hematomas de su cara apenas se ven, sus ojos ya tienen esa vida que vio aquella noche mientras le acariciaba, se fija irremediablemente en esa sonrisa, la misma que le dedicó en la ducha, le encanta verle así.

-Quería saber cómo estabas, sé que debería haber venido antes... ¿estás mejor?

-Sí, pasa, el piso está patas arriba, hemos comprado algunas cosas pero entre que yo aún no me puedo mover mucho y el trabajo nuevo de Miri ni hemos tenido tiempo de organizarlo todo- comenta mientras camina hacia el interior seguido del mallorquín.

-Así que aún te duele...

-No...bueno sí, para mover muebles y ponerme hacer chapuzas, pero no para otras cosas- comenta inocentemente aunque al observar la sonrisa pilla de Ricky sus palabras no le parecen tan inocentes- dios eres idiota- golpea su brazo un poco sonrojado.

-Un poco, tengo la mente sucia, pero ya me conoces un poco para saberlo...-se acerca a él hasta quedar frente a frente- deberías tener cuidado con lo que dices, se puede malinterpretar.

-Lo malinterpretas tú porque como bien dices...-se pega más a él- tienes la mente muy sucia.

El mallorquín está deseando agarrarlo fuerte de la cintura y comérselo a besos, lleva días deseándolo pero se lo piensa, aún le duele, aún no está bien. Roi nota esa vacilación y advierte al instante su mueca de preocupación así que decide lanzarse porque al igual que el mayor, hace días que no piensa en otra cosa.

CONTIGO (Roicky)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant