CAPÍTULO IV

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OFF

Tenía 14 años cuando descubrí que las chicas no me interesaban, veía a los chicos y varios se me hacían guapos, varoniles y eso me gustaba.

A la edad de 15 años no soportaba fingir tener interés en las chicas, decir cuál era la más bonita o la que tenía mejor cuerpo.

Algunos chicos hablaban de las cosas que hacían con ellas y a mí simplemente, no me interesaban

Yo solo veía a los chicos, empecé a creer que era el único que hacía eso,  que era el único era diferente, no podía preguntar si era algo normal o no y el por qué tenía ese pensamiento.

Creia que me juzgarían o en su defecto me golpearian  por ser así, no queria que nadie supiera mis gustos y  decidí callarlos ya que era lo mejor.

Mi mejor amigo Tay empezó a darse cuenta que yo estaba muy distraído y que no hablaba de nada, me preguntaba pero solo decía que no tenían nada y comencé a ser retraído.

Creia que así nadie se daría cuenta de que era diferente.

Después de que ganamos la liga estudiantil, mis compañeros hicieron una fiesta y obviamente las chicas del colegio de señoritas  que está aún lado de mi colegio,  estaban invitadas, el propósito de la fiesta era festejar qué éramos campeones.

Pero  la  verdadera  era otra. Y ellas sabían a lo que venian y estaban muy interesadas en saber quién les hablaría primero. Y si pasaban a más de primera base.

Estaba  bebiendo con mi amigo Tay, el empezó a coquetear con una chica y se desapareció.

Ya era tarde y estaba solo,  cuando dos chicas ya ebrias comenzaron ha flirtear conmigo.

Una se me acercó y comenzó a besarme el cuello, la otra me tomó de espaldas y empezó a besarme en la nuca.
Ambas metieron sus manos entre mi camisa y me tocaban.

Me guiaron a una habitación de la casa y sabía a qué íbamos.

Realmente quería hacerlo, quería ser igual que todos, quería que nadie me juzgará y que todos vieran que era igual a ellos, pero no puede, no puede, ellas no me inspiraban nada y en lugar de disfrutar sus Roces, me daban asco.

Como pude me solté de ambas y salí de esa fiesta.

Camine en medio de la noche y lloré, por no ser como mis amigos.

Aún no comprendía que es lo que me pasaba.

Llegue a mi casa y ahí estaba Tay esperándome.

- Off, que pasó te he estado hablando, y no contestas, me asusté cuando te ví salir de la casa, que pasó?

No puede responder nada solo abrace a mi mejor amigo y lloré lloré como nunca lo había hecho

Después de un rato pude tranquilizarme y veía a Tay, sabía que él no se iría sin una buena razón de mi comportamiento.

Así que tome todo el valor del mundo y lo dije, lo dije sin más

- Tay, Me gustan los chicos, no las chicas, no se que esta mal en mi, pero no puedo ser como ustedes, no puedo lograr que me gusten las chicas, no puedo verlas como ustedes las ven - suspiré y volví a llorar.

- No me odies por favor, no me odies, lo he intentado, te aseguro que lo he intentado - dije sollozando

El se mantenía callado, no decía nada y eso me asustaba, su silencio me asustaba.

- Por qué te odiaría? - dijo tomándome de los hombros - Off veme a los ojos, por favor - no queria verlo, pero el me obligó hacerlo -   No es que estés mal, solo es lo que sientes y eso no se puede cambiar, a demás  - tomó una gran bocanada de aire.

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