Capítulo 2: Veneno

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No he mediado palabra en todo el desayuno, pensando en la pesadilla que he tenido. No he podido dejar de estar inquieta a pesar de que he visto a mi madre en perfecto estado. Es estúpido que me sienta así, porque sólo ha sido una pesadilla... además, ¿cómo va a gritar un árbol con la voz de mi madre?

—Es el árbol de la sabiduría.

—¿Qué?

—El árbol de tu sueño. Tal y como lo has descrito parece el árbol de la sabiduría. Estaba achacando lo que describías a tus nervios por la inminente llegada de los condes y de su hijo el petardito, pero que sueñes con el árbol de la sabiduría sin siquiera saber de él sí me inquieta.

—Será un árbol cualquiera...

—Nunca has estado en el bosque de Rewen, Beatrix, lo has descrito demasiado bien.

Como todo el castillo está en preparación para la llegada de los condes, las clases de hoy se han suspendido, así que tengo tiempo libre para pasarlo con Averet, con que esta mañana después del desayuno ensillamos nuestros caballos y cabalgamos hasta el río que rodea La Capital de Astien.

Hablamos con los pies sumergidos en el arroyo mientras vemos los peces nadar en el agua cristalina. Algunos, los más osados, incluso se acercan a nadar alrededor de nuestros pies.

—¿Y qué insinúas? ¿Que he tenido un sueño premonitorio o algo así?

—No insinúo nada, sólo me extraña.

—¿Y qué es el árbol de la sabiduría? Quiero decir, si se llama así será por algo, ¿no?

—Al parecer, muchos hombres sabios afirman que tuvieron un momento de lucidez tras un rato bajo su copa.

No contesto ni digo nada al respecto hasta un rato más tarde.

—¿Pero por qué iba a soñar yo que ese árbol grita con la voz de mi madre y empieza a pudrirse entero?

—No lo sé, a lo mejor lo viste en alguna ilustración y tu subconsciente mezcló cosas.

Frunzo el ceño y hago un mohín.

—Hace años soñé algo parecido.

—¿Hace años?

—Creo que fue la noche que puse mi segunda paleta bajo la almohada.

Averet parpadea, perplejo.

—La que se te cayó por mi culpa.

—¿En serio te sigues culpando aún por eso? Da igual, me hiciste un favor, yo quería ver al hada de los dientes. Aunque al final me quedé dormida, como siempre. En fin... esa noche soñé con el árbol y también soñé que me gritaba, pero por la mañana no le di mucha importancia, ni siquiera me acuerdo de si la voz era la misma que la de la pesadilla de anoche. Aquella fue mucho más corta que esta.

Averet hizo dos mohines, pensativo, y después relajó los hombros.

—¿Sabes qué? Creo que no debes darle importancia, probablemente no signifique nada importante.

—¿Lo dices en serio o sólo para que no me preocupe?

—Es que no le veo sentido alguno, es una pesadilla y ya está.

—Bueno...

Nos quedamos en silencio durante un rato y, como no estoy dispuesta a pasarme todo el día amargada, decido hacer algo para amenizar el tiempo.

—El agua está bien de temperatura, ¿por qué no nos damos un baño?

El cómo abre los ojos de par en par y de golpe me hace reír. Él y Romin son como la noche y el día: mientras Romin es un degenerado, mi mejor amigo siempre ha sido muy respetuoso conmigo.

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⏰ Last updated: May 10, 2019 ⏰

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Las pruebas de la princesaWhere stories live. Discover now