Maldita sea, le dolía tanto y la respiración comenzaba cada vez era más errática.
El cúmulo de emociones que albergaba su interior le hacía casi imposible respirar correctamente, le quemaba le pecho, las manos le temblaban y sus ojos parecían que en cualquier momento comenzarían a soltar las lagrimas.
Se sentía tan enojado consigo mismo: <<Lo pude haber hecho mejor>> Era el pensamiento recurrente azotando y torturando su cabeza.
Había practicado tanto para este evento, en los entrenamientos los cuádruple lutz le habían salido maravillosos (Palabras del mismo Víctor) y sus aterrizajes habían mejorado considerablemente, se sentía tan capaz, tan confiado como nunca en su vida... ¿Y qué pasaba?
Fallaba.
Fallaba de manera estrepitosa.
No sabía con claridad cual era el motivo específico que había gatillado para cometer tantos errores ¿Debilidad mental? ¿Nerviosismo? ¿Ansiedad? ¿Quizás exceso de confianza?
Mientras todos los participantes ensayaban en la pista, Yuuri observó con seriedad como todos hacían sus giros, sus saltos y sus preciosos pasos... Y no supo porque su ánimos comenzaron a bajar.
Los demás patinaban hermoso, pero él también. Los demás tenían increíbles técnicas, pero él también. Los demás eran elegantes y gráciles ¡Y maldita sea, él también!
No era soberbia ni egocentrismo, pero maldición, en este último tiempo sabía que su nivel de competidor se había elevado. Se había elevado mucho.
Y aún así se sintió tan insignificante, tan inferior que ni siquiera se sentía digno de competir contra tan buenos patinadores.
...
Y con tanta chachara mental interrumpiendo su concentración, no pudiendo evitar compararse con los otros y no teniendo las ideas claras para ordenarlas, simplemente no dio lo mejor.
Según los demás no fue malo, pero no fue su 100%.
Sabía que podía dar más. Sabía que podía ser superior a lo que dio. Sabía que pudo haber hecho muchas cosas con mejor ejecución, pero no lo hizo.
Simplemente fue mediocre.
Y eso consumía su alma y la estrujaba, la hacía añicos y le hacía sentir peor que escoria. Porque tenía la capacidad, la idea y la técnica, pero no lo aplicó.
Se dejó vencer por sí mismo.
Así que mientras la prensa felicitaba al ganador de la competencia, él se fue a un rincón oculto y simplemente lloró. Lloró de pena. Lloró de rabia. Lloró de impotencia.
Porque esta vez no podía excusarse con falta de técnica, de imaginación o de inexperiencia.
Esta vez su debilidad mental le dobló el brazo y le hizo perder.
Y no importaba cuanto le dijeran que su performance fue preciosa, un 10/10, sabía que pudo haber sido un 100/10.
Por eso estaba tan frustrado... Por eso esta competencia le parecía tan amarga.
Porque pudo ser mejor y no lo fue.
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N O T A - D E - A U T O R A
Sé que hace mucho no subo nada y que debo la vida en actualizaciones.
Pero hoy tuve una experiencia muy triste y aunque pudo haber sido algo tan maravilloso y gratificante para mi como dibujante, no lo fue, porque no di mi 100%.
No importó cuantas veces dijeron que lo hice bien, que lo hice bonito y profesional, yo no me sentí feliz con el resultado, fui mediocre y por eso he llorado tanto.
Escribí sobre mis emociones en todo este rato y misteriosamente, sin darme cuenta, terminé volcando todas mis frustraciones y penas en el personaje de Yuuri, sintiéndome identificadísima con él.
Por eso lo amo.
Ahora me retiro, disculpen por no subir nada. Seguiré llorando.
