EL SECRETO DE LA MAFIA (1)

CAPITULO 38👪

Con el corazón en un puño me bajo del coche rápidamente y corro hacia Mel que me espera fuera de su casa con los brazos abiertos.

-¡Lo odio tanto! – le digo mientras me suelto a llorar en su hombro.

-Shhh, tranquila, ya pasó – me dice mientras me conduce dentro de su casa.

-No lo entiendo Mel, yo le di todo, me entregué a él sin dudarlo ¿Y qué recibí a cambio? ¡QUE ME ROMPIERA EL CORAZÓN EN MIL PEDAZOS! – esto último lo digo gritando, dolor desgarrando mi corazón.

Con cara de angustia Mel señala el sillón. –Ven, siéntate – le hago caso y me dejo caer en el sillón, Mel se sienta a mi lado –.Cuando te refieres a entregarte a él... ¿no hablamos solo sentimentalmente, verdad?

Observando el terror en sus ojos decido dejar de mirarla directamente, lágrimas silenciosas corren por mi cara.

-¡Ay no, Dios santo Sharon! ¿Pero en qué demonios estabas pensando? – dice mientras se para de un brinco del sillón –. Dios mío, no quiero ni preguntar cuándo pasó, porque he de asumir que anoche... - se detiene abruptamente.

Asustada echo un vistazo a su cara, está blanca como el papel.

-Lo siento Sha, que tonta soy, estoy reclamándote como loca sin ningún derecho a hacerlo – suspirando se sienta a mi lado de nuevo y me abraza –. ¿Quieres hablarlo?

Destrozada asiento e intento explicarle lo sucedido desde el club hasta cuando fui a la casa de Verónica a reclamarle, todo entre sollozos e hipo.

Cuando finalizo Mel está hecha una furia. –Maldito bastardo hijo de... ¡Ag, debí de haberlo visto venir! ¡Y esa maldita bruja de Verónica, cuando la vea te juro que le arrancare sus estúpidas extensiones de vaca!

Rota y cansada me recuesto en el sillón, con mi cabeza recargada en las piernas de Mel. –No pasa nada Mel, tú hiciste lo posible por hacerme entender que él solo me traería problemas y yo fui quien te ignoró, no es tu culpa.

-Si pero... - suspira –. Lo siento, en verdad siento que ese idiota se haya aprovechado de ti y haya sido tu primera vez.

–Yo le di todo y él solo me usó. – le digo mientras siento como mi corazón vuelve a quebrarse, haciéndome soltar en llanto de nuevo.

-Tranquila, prometo protegerte de ahora en adelante – me dice mientras acaricia mi cabello.

-Gracias – le digo en voz baja.

-No hay de qué. Ahora vamos a mi cuarto para que te recuestes, se ve que necesitas descansar.

Somnolienta la sigo y me recuesto en la cama. Sin querer decir nada más dejo que mis parpados se cierren, no sin antes recordar a Damián mirándome con cariño mientras hacíamos el amor, susurrándome hermosas palabras y besándome con pasión.

"Él no te ama" me recuerda mi mente mientras caigo en un sueño lleno de anhelo.

****

-Sharon, cariño, levántate – me dice una voz suave.

-¿Mmm? – murmuro mientras me remuevo en la cama. –Quiero dormir.

-Lo sé, pero tienes que levantarte, tus padres están aquí.

Ante esas palabras mi cuerpo se tensa. – ¿Mis padres están aquí? – susurro mientras me acomodo en la cama de Mel, intentando asimilar la nueva información que se combina con los recuerdos de ayer.

-Bueno, aquí en mi casa no, pero en la Ciudad... - apenada me observa mientras una disculpa silenciosa sale de ella.

-Lo menos que necesito ahora es una visita sorpresa de mis padres, al menos no después de lo de Damián – me quejo mientras pongo mis manos en mi cara.