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Aegea salió corriendo a planta baja, al patio trasero donde se encontraba su familia. Ellos estaban mirando a su alrededor como si estuvieran despertando de un sueño junto a sus invitados.

Lo extraño que sintió Aegea, era que escuchaba y veía todo desde atrás de la puerta de vidrio.

–Iré al baño, no me siento bien.

Escuchar eso la puso más alerta y se escondió detrás de una pared como acto reflejo. Escucho los pasos acercándose a la casa lentamente y luego la puerta abrirse. Para el momento en que escucho la puerta cerrarse su cuerpo se movió solo. Tomo a la persona de un lado y la tiro al suelo, lejos de que alguien pudiera verlos.

El olor la tenía mareada, se estaba muriendo de hambre y necesitaba morder algo, pero antes de morder unos de los brazos de la mujer diminuta, la miro de reojo y se detuvo de golpe. Esos ojos la estaban mirando con miedo por primera vez en su vida, cuando siempre habían sido cálidos con ella.

– ¿Abuela?– dijo de forma entrecortada con las manos temblorosas sosteniendo un brazo de ella.

– ¿Qué haces, Aegea?

La rubia joven no pudo responder porque sintió como la empujaban con fuerza hasta que choco con el mueble de la cocina, se asombró al darse cuenta que su cuerpo había creado un pequeño agujero en el.

–Quita tus manos de la abuela, loca. – le grito Lea que estaba enfrente de su ancestro, como si la estuviera protegiendo.

Aegea tenía hambre, mucha y se sentía extraña, como en una nube donde su verdadero yo observaba a su cuerpo moverse por una fuerza alterna. Aun así, cuando se vio en el reflejo de horno y microondas, sabía que había algo que esas dos partes estaban de acuerdo: el odio que había crecido y desbordado por sus primos. Ellos le habían hecho eso y ahora ella era un monstruo.

Se lanzó contra Lea y comenzaron a morderse y golpearse, mientras que su abuela las veía atónita desde el suelo. Ambas cayeron al suelo y se notaba claramente que Aegea tenía más fuerza que Lea.

–Aegea, cariño, detente. Es tu prima, le estás haciendo daño. – dijo su abuela intentando apartarla, pero la menor no la escucho y le dio una patada a su prima que la mando volando hacía la puerta de vidrio.

Su abuela soltó un chillido y escucho como todos afuera hacían lo mismo al notar a Lea atravesar el vidrio mientras caía inconsciente con unos cortes en el cuerpo.

– ¿Sabes cuantas veces me hicieron eso a mí, abuela?– hablo por primera vez desde que despertó y noto su voz más fuerte, más decidida y con rencor de por medio. – claro que lo sabes, pero siempre te hiciste la vista gorda y me consolabas luego junto a mi abuelo.

Su abuela abrió los ojos y se quedó quieta al notar como Aegea salía caminando como si nada al patio trasero donde vio al resto de su familia preocupados por Lea y a sus padres y tía discutiendo, pero cuando Bill la vio corrió hacía ella.

– ¿Comiste?– negó con la cabeza mirando a sus primos que también la estaban mirando. – ¿Qué te detiene? A tus hermanos los puedes vencer fácil y yo no te voy a detener.

La mirada de Bill sobre ella era como la de un inventor mirando su creación, esperando al ver algo que lo sorprendiera. Entonces fue allí que Aegea recordó lo que le dijeron Jaden, Namjoon y Seokjin; que ella era un hibrido, mitad pulporiano y mitad humano.

–Tú... tú me diste esta mitad, a mí y a ellos. – dijo señalando a sus hermanos.– tu eres el verdadero culpable.

Bill que la miraba sin comprender a que se estaba refiriendo no se esperó que su hija menor lo tomara del cuello y lo elevara del suelo un poco, antes de lanzarlo lejos, hacia una mesa de la fiesta que estaba llena de comida.

En las profundidades (Saga Paranormal #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora