𝐉𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐎𝐭𝐫𝐚 𝐕𝐞𝐳 [Wolfstar]

I

Remus Lupin se encuentra en su despacho, mirando con fascinación un viejo pergamino que descansa sobre su escritorio, ese que hace unos días había ofendido a Snape.

Está teniendo un pequeño conflicto mental, ya que no sabe si es correcto volver a pronunciar aquellas viejas palabras que los habían llevado a él y a sus amigos, a un sin fin de aventuras durante su adolescencia.

Pero como era de esperarse, su nostalgia por el pasado triunfa.

-Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

Entonces, en ese preciso momento, en aquel maravilloso papel, se empiezan a plasmar unas inigualables palabras:

Los señores: Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta, se enorgullecen de presentar "El Mapa del Merodeador".

Y Remus no puede evitar sonreír como hace mucho no lo hace, al ver aparecer todo Hogwarts ante él, con motitas con nombres de quienes estan por ahí.

Empieza a pasar su vista por muchos lugares, deleitándose con la exquisita mágia contenida en el objeto.

Así pasa un rato, hasta que un río de recuerdos llega a su mente, ahí es cuando apenas parece darse cuenta de que esos nombres que inconscientemente ya había estado buscando, no volverán a aparecer en el mapa y mucho menos en persona.

Entonces, ahora su corazón empieza a doler, porque ha dejado de mentirse a si mismo y sabe que ya no ha podido, ni podrá ser feliz sin sus amigos, sin su familia... esa que en una sola noche, terminó destrozada.

Hasta que en un momento, mientras su mirada divaga por los jardines, ve los nombres de tres chicos. Sonríe. Sabe que deben venir de la cabaña de Hagrid, lo más probable ers que también lleven la capa de invisibilidad de James.

De repente, ve algo peculiar. "Imposible" piensa. Pero al parecer no lo es, porque ahí, corriendo delante de los chicos, sale el nombre de Peter Pettigrew, ese chico regordete que, según todo el mundo mágico, estaba muerto. Aunque eso no es lo único que encuentra, también sale el nombre de la única persona que ha logrado tener todo su corazón, su confidente, uno de sus mejores amigos e irónicamente, el asesino de éstos: Sirius Black.

Cree que tal vez hay un error, pero rápidamente desecha la idea, "el mapa nunca se equivoca" se dice.

Así que cuando se asegura de que sus ojos no le mienten, no lo piensa dos veces, coge su varita y corre hacia los terrenos del colegio. Olvida la posión y borrar el contenido del mapa.

Llega al conocido Sause Boxeador, toca el nudo de este con palo y se mete por el tunel con el corazón en la garganta.

Cuando entra a la casa de los gritos, su mente vuelve a inundarse de viejos recuerdos, la mayoría de Sirius y él, pero rápidamente, los gritos de Hermione lo sacan de su nube melancólica, así que sube y entra a una de las habitaciones.

Encuentra a Harry apuntandole con la varita a el hombre que años atrás, había sido su pareja.

-Expelliarmus.

Atrapa hábilmente la varita del chico y las de sus amigos.

Y sin poder evitarlo, sus ojos se encuentran, oliva y gris.

-¿Dónde está, Sirius?- pregunta sin especificar, sabe que el hombre lo entiende.

Sirius solo levanta la mano y señala la rata que tiene Ron.

-Pero entonces...-. mira tan intensamente a Sirius que parece leer sus pensamientos, cosa que no está tan lejos de la realidad, ambos han aprendido a comunicarse con miradas -¿Por qué no se ha manifestado antes? A menos que...-. Y Remus lo mira tan profundamente que sus pupilas se dilatan, sabe que algo de ahí no cuadra. Luego piensa en todo, pone las cartas sobre la mesa y le hace honor a su inteligencia. -A menos que fuera él quien... A menos de que te transmutaras... Sin decírmelo.

Sirius, sin dejar de mirarlo a los ojos, asiente muy despacio y ¡Por Merlín! Remus ahora que Sirius nunca los traicionó, comprende la verdad, sin necesidad de palabras, pues, como dice antes, lo conoce tan bien que puede leer sus ojos.

Harry dice algo pero ambos lo ignoran, en ese instate solo existían ellos dos.

Remus le tiende la mano, lo levanta y sin esperar más, lo abraza.

Ambos se aferran el uno al otro como si su vida dependiera de ello, como si estuvieran colgados de un hilo y sólo así se pudieran salvar. Sienten como vuelve a encenderse una llama de felicidad en su interior y se dan cuenta de que al fin están completos. Que tal vez ahora todo será mejor, porque aunque vengan cosas malas, ellos lo afrontarán lo que sea juntos.