La loca de Tinder (2)

6.4K 353 91
                                    

- Que quede claro que si no me hubiera sentido prácticamente obligada a traeros no estaríais aquí, así que pido por favor que os comporteis.

- ¿Cuándo no nos hemos comportado nosotros, Albita? - preguntó Julia alzando las cejas con una mueca divertida y yo la fulminé con la mirada-.

- Lo digo en serio, sabéis lo que me cuesta a mí pillarme, así que no me gustaría jodiérais todo lo que he avanzado con ella.

- Puedes estar tranquila. Si a nosotros nos encanta verte feliz, ¿a que sí, chicos? - exclamó Marilia con una sonrisa tranquilizadora y el resto asintió-.

- A ver si es verdad. Confío en vosotros, eh- dije mirándolos fijamente-.

- ¡Que sí, mamá, qué pesada!- se burló la Mari, dando por terminada mi charla y se dirigió a la puerta del bar dónde los había citado-.

Después del desastre de primera cita, a la que Natalia y yo siempre hacíamos alusión entre bromas, hubo muchas más.

La exposición de su amigo, un paseo por el Retiro, la mejor pizza vegana de Malasaña, una obra de microteatro, Netflix con mantita y algún desayuno al sol de una terraza, entre otros, fueron las excusas que tuvimos para ir conociéndonos y encantándonos.

Hoy era la cita que yo siempre le pedía, la de verla cantar. Natalia y su grupo hacían un pequeño bolo esa noche en un bar que había organizado varias actividades benéficas para recaudar fondos.

Por esa razón, Nat me pidió que trajera a mis amigos, a cuántos más mejor, para ayudar lo máximo posible. Y yo, pese a haberme negado a involucrar en nuestra relación a los causantes de la cita desastre, había tenido que ceder. Hoy se conocerían oficialmente.

Nada más entrar en el local, nos adueñamos de una de las mesas cercanas al escenario para dejar nuestras cosas. Escaneé la sala en busca de mi cantante favorita pero no había ni rastro de ella. Ya me había dicho que no podría estar conmigo hasta después de la actuación, ya que debían prepararlo todo, pero yo me moría por saludarla aunque fuera solo un momento.

Localicé una puerta con un cartelito de "privado" y deduje que era el único lugar en ese pequeño antro donde podía estar la banda.

Efectivamente, tras la puerta se encontraban Dave y Pablo, los compañeros de grupo de Nat que estaban concentrados ajustando algunos cables, pero en seguida se dieron cuenta de mi presencia.

- ¡Hombre, pero si está aquí la loca de Tinder! - me saludó Dave envolviéndome en un abrazo-.

- ¿Me vas a dejar de llamar así algún día? - pregunté-.

- Nunca.

Pablo también se acercó a darme dos besos, entre risas.

- Lady Gaga está en su tocador - anunció con guasa, señalándome una zona más escondida-.

- Hola, churri - saludé acercándome a Natalia, que se retocaba el maquillaje frente a un espejo bastante cutre-. Estás guapísima.

- Hola, preciosa- contestó con una sonrisa-. ¿Sabes que te acabas de colar en mi camerino? No puedes estar aquí.

- ¡Oh, perdona, Beyoncé! - bromeé-.

- Voy a tener que llamar a seguridad, señorita - amenazó pícara-.

- No sería muy inteligente por tu parte querer echarme, con la maravilla de besos de buena suerte que doy.

- En ese caso puedes quedarte un ratito más - cedió dándome pequeños besitos-. ¿Has traído a tus amigos?

- Sí. Estoy rezando.

- Eres una exagerada. Yo estoy deseando que me los presentes.

- Oye, Nat, ¿nos ayudas con esto? Salimos en diez minutos - pidió Dave-.

Te guardo | Albalia (One Shots)Where stories live. Discover now