Capítulo 7.

141 23 0
                                    


Porque tú eres la pieza de mí misma, que desearía no necesitar, te persigo incansablemente, todavía peleo, y no sé por qué — Zedd.


Después del desayuno, fui a darme una ducha rápida y me puse de lleno a acomodar todo lo que había traído del departamento.

Quisiera decir que todo lo estaba haciendo yo sola, pero la verdad es que tuve un poco de ayuda de Hugo, Martha y hasta María quien al no tener nada mejor que hacer, se decidió a ayudarnos.

Acomodamos todo tal y como yo lo quería, pero creo que lo más difícil sin duda alguna era ordenar mi ropa y mis pertenencias más personales.

Lo mejor de todo, fue que Hugo me dijo que todas las áreas de la casa tenían unas bocinas para escuchar la música que quisiera cuando quisiera, la casa entera estaba conectada por lo que se la pasó explicándome cada función del panel principal para que aprendiera a manejarlo a la perfección.

No tengo que decir que lo primero que aprendí a hacer fue a poner la música para que saliera por las bocinas de mi habitación y como conectarla a mis audífonos Bluetooth.

En este momento sonaba Still, Look Pretty en cover por las Barden Bellas del soundtrack de Notas perfectas 3.

Y ahora estaba en mi clóset nuevo ordenando lo último de mi ropa. Martha se había ido a buscar algunos marcos nuevos para mis fotografías y la Chef María estaba en la cocina haciendo la comida.

Así que estaba sola.

Me puse los audífonos y seguí con la música, bailaba y cantaba, ajena a todo a mí alrededor, todas las demás personas de la casa estaban en sus trabajos normales, me había asegurado de que Hugo llamará al resto de los empleados regulares para que siguieran trabajando.

Tomé un suéter azul marino, sencillo con un cierre verde neón y no pude notar recordar como es que había llegado a mí.

La verdad es que, si me había enamorado antes y lo había hecho un par de veces, pero hubo una que fue la más especial de todas, y nunca se lo había dicho a nadie, solo a Celine, porque siendo sincera aún hoy no he podido superarlo del todo.

Y por eso yo creía que había hecho mal en caer por él.

No era un mal chico, no hacíamos nada mal, sin embargo, el quererlo, el ser vulnerable para una persona me había dejado sin más que mi corazón roto y sin ganas de vivir.

Después de eso.

Imágenes se reprodujeron en mi mente sobre aquel último día que había pasado con él. Fue el día que murió mi padre.

Él me había dicho que me quedará en casa para no estar expuesta a la tormenta cuando esta se intensificará, pero no le hice caso porque en ese momento me estaba peleando con mi novio, pensé que no pasaría nada por salirme de la casa un momento, que nada estaría mal.

Pero lo estuvo, lo que nunca le he dicho a nadie es que mi padre murió por ir a salvarme a mí.

Sentí la presencia de alguien detrás de mí y me giré inmediatamente.

Este hombre estaba viéndome fijamente, con los ojos color esmeralda más increíbles que jamás había visto y sonrisa burlona de lo más grande y perfecta, era un poco moreno y estaba diciendo algo hacía mí. Me quité los audífonos para poder escucharlo.

—¿Decías?

—No creía que se pudiera estar más cómoda en una casa que te robaste...

—¿Disculpa? —dije mientras me paraba para estar frente a él.

Está vez, vas a quedarte. Bilogía: Segundas OportunidadesWhere stories live. Discover now