Capítulo VI

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–Maldición, Grahim, te digo algo y al siguiente segundo ya no estás– le reprimió.

Link la observó cuidadosamente, era un poco más alta que él, de hecho parecía de la misma altura que Grahim. Todavía tenía su propia espada en mano, pero no valía la pena intentar nada.

–Llegaste más rápido de lo que creí, Shila– contestó Grahim.

–¿Qué esperabas?– fijó su mirada en Link –¿Quién es él?

–Oh, ese es Link, ya te hablé de él, ¿recuerdas?

Shila miró a Link con desprecio y de un movimiento rápido lo desarmó.

–¿Así que éste es el niño que asesinó a nuestro rey y quién provocó todo el caos que estamos viviendo?– exclamó.

–Algo así– dijo Grahim –Pero no es culpa del niño lo que estamos viviendo, el Heraldo intentó asesinar a sus amigos, solo los estaba defendiendo.

Link abrió los ojos como platos y olvidó por un segundo su situación, ¿Grahim lo estaba defendiendo?

¡¿Su enemigo, defendiendolo?!

Imposible...

–No lo defiendas, en cualquier caso ¿que harás con él?– preguntó con irritación.

–Claro, bueno, parece que el chico aquí necesita ayuda~

–Ya no– dijo Link. Shila levantó una ceja en confusión al igual que Grahim.

–¿Perdona?– dijo Grahim.

Link rodó los ojos pero no dijo nada.

–Grahim, será mejor que se lo demos de alimento a los salvajes, el pueblo estará feliz de ver morir al humano que asesinó a nuestro rey.

Link sintió la ira fluir por sus venas.

–¡Su supuesto rey era un asesino, extinguió a casi todos los humanos y demás seres, solo un puñado sobrevivió gracias a la diosa y tú rey sólo pensaba en él mismo, no era más que un avaro egoísta que solo consiguió que lo mataran!– gritó Link, recordando las palabras de la anciana quién fue desterrada a tan horrible lugar por ese tonto.

–¡Calla! No tienes derecho a hablar de él, humano patético– dijo Shila, clavando un poco la punta de la espada en la garganta del héroe.

–Bueno, bueno, bueno, creo que es suficiente-– dijo Grahim apartando a Shila de Link, lo último que quería es que matará al niño de los cielos.

Link se alejó de ambos y recuperó su espada, para después salir corriendo. Grahim iba a seguirlo cuando una mano lo tomó del brazo y lo detuvo.

–Deja que corra, es lo único que los humanos saben hacer– dijo con una mirada de amargura.

–No todos los humanos son iguales Shila, el chico está asustado, es su primera vez aquí, está atrapado, no conoce a nadie y cree que cualquiera con el que se tope intentará matarlo. Tú deberías entenderlo mejor que nadie- dijo Grahim con amabilidad, algo que no solía verse en el señor de los demonios.

–Aun así, no entiendo por qué quieres ayudarlo– dijo entre dientes, todavía le molestaba lo que dijo el niño. El Heraldo les había prometido una nueva era, pero unos seres malévolos lo detuvieron y luego lo asesinaron, el no hizo nada malo, Shila quería creer eso.

Durante tanto tiempo ignoró las sonrisas cargadas de maldad que tenía el Heraldo, sus actos de desprecio hacia otro, el maltrato que le daba a Grahim a pesar de que este hacía todo lo que el ordenará.

Fue él quien la salvó de morir, quién le dió un significado a su vida, aunque sólo fuera una sirvienta del rey.

–Eso es personal– contestó Grahim –Shila...- titubeó –Él niño no miente. Cuando llegamos al mundo de luz... fuimos nosotros quiénes lanzaron el primer ataque, casi todas las criaturas eran pacíficas, ningúna nos atacó, solo unos pocos humanos que sabían sostener una espada, otros humanos fueron asesinados... incluso madres con sus hijos. Yo... durante todos los años que me quedé en el mundo de la luz, esperando por el Heraldo, pensé en lo que hice, cuando me dijeron que conquistaríamos un nuevo territorio, que los seres ahí serían nuestros esclavos, y yo tendría un gran puesto de poder, bueno, la idea fue... muy tentadora, y la acepté– Grahim sonaba muy nostálgico y arrepentido –Pero, cuando ví a ese chico, tan joven, dispuesto a pelear cara a cara con nuestro antiguo rey sólo para salvar a todos en su pequeña isla... me dí cuenta de quien era el Heraldo realmente, a pesar de todo lo que hizo por nosotros, no resultó ser más que una artimaña para engatusarnos– su voz sonaba molesta, Shila lo miró y una pequeña lágrima cayó por sus mejillas.

–N-no, puede ser... Grahim, por...– un gran rugido hizo temblar la tierra, y provenía de la dirección hacia la que había corrido Link.

Grahim no dudó y hechó a correr, seguido de Shila quién, a pesar de que no le gustaran los humanos, no dudaría en ayudar a su amigo.

Después de lo que a Grahim le parecieron unos minutos eternos llegaron a un claro.

Ahí, había una bestia, de grandes y afiladas garras, escamas rojas y unos ojos grandes y amarillos. Media al menos 15 metros.

A un lado de la bestia estaba Link, con espada en mano y sangre en su cabeza.

Perdón, se que están muy cortos los capítulos, intentaré hacerlos más largos.

En otro mundo (Ghiralink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora