❇Peccatum IX❇

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Añoro

Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios.

Efesios 5:3 | NVI

Han pasado algunos días desde que Yuuri y yo fuimos a la pista por primera vez. Desde entonces no he tenido ningún otro malestar o ataque, sin embargo, pude notar como Yuuri ahora analiza muy las palabras que está apunto de decir muy a diferencia de como hacía antes.

Por otro lado, yo estaba inmerso en mis propios problemas relacionados al trabajo.

— Mal, mal, no estas captando la esencia que necesita el programa —comento mientras detenía la música de la coreografía y un malhumorado Yurio patinaba enfurecido hasta mí.

— Lo estoy haciendo tal como tú y Yakov me dijeron que era, estoy siguiendo los movimientos que tú mismo hiciste para el programa — se defendió el quinceañero

— Si, en cuanto a elementos técnicos he de darte una puntuación perfecta, pero en cuanto a la fase coreográfica debo quitarte todos los puntos y ponerte un cero rotundo.

— ¡¿Por qué!?

— Porque no puedo notar la esencia de Agape en ninguno de tus movimientos, podrás ser un genio, pero tu capacidad de interpretar los sentimientos ajenos a ti es un asco, y si un patinador carece de la sensibilidad necesaria para interpretar los sentimientos, entonces está destinado al fracaso.

Era duro, pero si él quería llegar a la cima tenía que afrontar las críticas y superarse a sí mismo para evolucionar. Pero el pequeño gatito era terco y no parecía interesado en la ayuda que le ofrecía, por lo cual hacia un terrible berrinche antes de salir un rato de la pista. Este siempre regresaba luego de haberse liberado de la frustración, más en esa ocasión no regreso a pesar de que paso un largo rato. Yakov me respondió que el programa corto le estaba costando mucho más que el programa libre coreografiado por mi madrina Lilia, quien fue una prima ballerina de gran renombre en el ballet Bolshoi. Por ello, intuía que el problema estaba radicado en la propia emocionalidad del patinador que no tenía alguna figura de amor incondicional a la cual evocar durante el programa.

Los sentimientos que transmite un bailarín o patinador están generados a través de las experiencias personales que han tenido a lo largo de su vida. Hay persona que incluso sin figuras concretas en las cuales referenciarse, pueden guiarse de material referencial y hacer maravillosos programas capaces de impresionar al público. No obstante, había personas que, sino encontraban los sentimientos correctos a través de su propia experiencia y emocionalidad, no serían capaces de transmitir un perfecto mensaje a través de su danza.

Ese era el problema que tenía Yuri en ese momento y solo él podía resolver su circunstancia. En vista de que este no regresaría, insistí a Yakov de que Yuri pasara al día siguiente por el salón de danza para unos ejercicios que posiblemente le ayudarían a introducirse en la coreografía despegándose un poco de los elementos técnicos que tanto ha perfeccionado.

Aprovecho el tiempo extra para regresar a casa temprano, no sin antes pasar a comprar un par de cosas para la cena. Mientras compraba unos pasteles en la panadería cercana, a mi mente llego el pensamiento de invitar a Yuuri al salón para que al fin pudiera conocerlo ya que durante los últimos días el tiempo se me había ido directamente en evaluar el desarrollo del programa del tigre del hielo. Inevitablemente no pude evitar pensar en el hecho que ya solo faltaba un mes y medio para que este se fuera de San Petersburgo para Alemania, no había en cuenta de no ser porque Yuuri se había enfrascado con mayor fuerza en buscar empleo para tener un poco más de dinero para movilizarse fuera del territorio ruso. Ya pronto regresaría Milenka y todo regresaría a la calma que estaba antes de la aparición el bailarín japonés.

Infame deseoWhere stories live. Discover now