Su mirada (One-Shot Zorobin)

Capitulo Unico

-¿Que quieres?-

La voz de Zoro tenia un tono serio pero tranquilo a la vez, su rostro reflejaba incomodidad y confusión. Robin solo sonrió sin apartar la vista.

-Nada Zoro. ¿Porqué preguntas?- Habló la morena tranquilamente.

-No dejas de mirarme. Es incomodo ¿sabes?.- Zoro se llevó su tarro de cerveza a los labios, fijando su mirada en este para evitar la de Robin.

-No me había dado cuenta que te estaba mirando.- Robin apoyó sus codos en la mesa y puso su cabeza en sus manos sin dejar de mirarlo.

El peliverde estaba totalmente confundido, desde que empezaron a cenar la morena no dejaba de mirarlo, ni un segundo aparto la vista de él. Al principio pretendió ignorarla y centrarse en los demás tripulantes, pero conforme pasaba el tiempo no pudo evitar mirar hacia la morena y encontrarse con sus malditos ojos.

-Terminé.- Se levantó tomando una botella de sake y salió de la cocina ignorando las quejas de Sanji por no levantar su plato. Seguía sintiendo la mirada de Robin sobre él.

Decidió entrenar para olvidar lo sucedido. Después de varios intentos terminó lanzando las pesas a un lado sin ningún cuidado. No podía concentrarse, no tenia caso. Robin seguía ahí, mirando. Podía sentirlo con su Haki, Robin estaba aún en la cocina, pero tenia sus ojos fleur por todas partes y cada vez que intentaba girar a verlos ella los hacia desaparecer. Maldita mujer.


Pasaron dos horas que Zoro intentó en vano no prestar atención a las miradas de la chica. Se sentó en posición de loto y ahí se mantuvo, quieto. Pero ella seguía ahí.

De pronto, dejo de sentirla. Abrió los ojos y reviso el lugar con la mirada, no había nada. Luego usó su Haki. Ella seguía en la cocina, pero los demás tripulantes se habían ido a dormir y ella quedo con Sanji. Sonrío. Por fin esa mujer lo dejaría en paz.

Volvió a su posición, cerro los ojos e intentó meditar. Ahora sentía que algo faltaba...
Volvió a usar su Haki, ella y Sanji estaban sentados en el sofá de la cocina, al parecer hablando. NO, no le interesaba eso. Tenia que meditar. Sacudió su cabeza y se acomodó. Respiró varias veces para concentrarse. No pudo hacerlo.

Al final, siguió utilizando su Haki para monitorear lo que hacia ella y Sanji en la cocina. ¿Qué era tan interesante como para dejarlo de lado? ¿De que estaban hablando?

Se paró y caminó de un lado al otro como tigre enjaulado. Necesitaba sake. Eso es, eso lo haría concentrarse mejor. Y no, no era una excusa barata para poder ir a la cocina y ver de que tanto hablaba el pervertido con esa mujer, claro que no. Solo necesitaba sake.

Bajó de un salto y caminó hacia la cocina a paso ligero. Entró sin dirigirles la mirada y fue directo a la heladera. Apretó los dientes al escuchar las risas de ambos.

-Oe, pervertido.- Giró hacia ellos topándose con una escena que le dio rabia. Ambos estaban sentados en el sofá, Robin descalza con los pies sobre este, Sanji sin su saco, que estaba a un lado, con la corbata suelta y un cigarrillo en la mano. Al escuchar la voz del peliverde el rubio lo miro de reojo.

-¿Que?- Dijo sin muchas ganas de hablarle a Zoro y más concentrado en la risa de Robin y en no perder el hilo de la historia de la que estaban hablando.

-El sake. ¿Dónde está?- Básicamente escupió esas palabras y luego miró a Robin quien había dejado de reír a ahora lo miraba sonriente.

-Al lado de la heladera, en el estante de abajo.- Indicó Sanji dándole otra calada al cigarrillo.

-¿Y que hiciste después?- Habló Robin llamando la atención de Sanji incitándolo para que continúe la historia.

-El viejo me dio una golpiza por proponerle matrimonio a la hija de un comandante de la Marina, pero ¿sabes? Valió la pena. Su cara de sorpresa fue una de las cosas más lindas que vi.- Robin soltó una risa al ver la cara de embobado de Sanji.

-Yo creo que serias un buen esposo.- Soltó la chica sorprendiendo a ambos hombres. Ya que Zoro estaba tardando años luz en encontrar la botella solo para saber de que hablaban esos dos.

-¿Lo crees Robin-chan?- Pregunto poniendo cara de enamorado mientras que Zoro ponía cara de asco sin ser visto. Robin puso su mano en su mejilla pensando bien lo que acababa de decir.

- Mmmm no.- Dijo haciendo que Sanji ponga cara triste.- Seguramente engañarías a tu esposa.-

-Me ofendes Robin-chan, yo jamás le rompería el corazón a una dama.- Afirmó el rubio serio. Zoro por su parte rodo los ojos.

-¿Jamás?-
-Jamás.-
-¿Ni aunque otras mujeres te coqueteen?-
-Jamás-
-¿Ni aunque esas mujeres sean hermosas?-
-Jamás.-
-¿Ni sirenas?- Sanji tragó en seco.
-No.- Afirmó convencido.

Robin le sostuvo la mirada por unos segundos.

-Vaya-Dijo rindiéndose a la idea.- Hasta me dan ganas de casarme contigo.- Soltó haciendo que Sanji casi de desmayara y Zoro girara rápidamente a verla. -Pero eso no va a pasar.- Dijo entristeciendo al rubio y devolviéndole el alma al peliverde.

-Eso fue cruel.- Se quejó Sanji con la chica, quien solo rio y se disculpó tiernamente.

Para este punto Zoro ya estaba cansado de esta hilarante situación. Un minuto, ¿Cómo llego a esta situación?. "Robin..." pensó. Dio media vuelta aún sin una botella en mano y caminó hacia Robin. Ambos se miraron a los ojos por unos segundos en silencio.

-Lo hiciste a propósito.- Afirmó Zoro sin dejar de mirarla.

-Por supuesto- Confirmó Robin sonriendo traviesamente. Ante esta respuesta Zoro se dio media vuelta y se marcho de ahí con cierto enojo. Sanji no entendía nada de lo que estaba pasando, así que miró a la morena en busca de respuestas. Ella solo sonrió y no aclaró ninguna duda esa noche.


Zoro llegó al puesto de vigilancia enojado, respiró profundamente y volvió a pensar todo lo sucedido. Esa maldita mujer lo había manipulado desde el principio para ponerlo celoso. Pero ¿Por qué sentía celos? ¿Acaso... le gustaba Robin?

Antes siquiera de poder formular una respuesta a esa pregunta, sintió la mirada de la chica a sus espaldas. Giró y ahí estaba ella. Sentada en el sofá, mirándolo mientras sonreía.

Esta maldita mujer iba a volverlo loco.