El Chico del Servicio Secreto

El tiempo es una carga. Eso es lo que creo.

Acabo de llegar. Mi nuevo hogar, por ahora, Mansión Ayakashi.

Un grupo de viejas chismosas me miran curiosas y hablan entre sí.

- ¿Lo sabes ''Ayakashi Kan''? 

- ¿Escuchaste?

- ¿Te refieres a la Mansión Ayakashi?

- Ellos dicen que la seguridad es increíble.

- Sí, ese conjunto de celebridades.

Tengo un mal hábito. Lo he tenido desde que era pequeña, y no es algo que pueda controlar.

- En el que cada apartamento se consigue un miembro del Servicio Secreto, ¿Verdad? Al parecer ella es un nuevo inquilino.

- ¿Qué quieres decir con ''Servicio Secreto''?

- Un guardaespaldas.

- Escuché que ella es miembro de una antigua familia, los Shirakiin.

El hombre que está bajando mis pertenecías del carro me mira con una sonrisa amable y dice:

- Parece que eres el centro de atención.

- ¡Hmp!, ¿llamar la atención de esas amas de casa aburridas me hará feliz? No quiero estar en su círculo de chismes. ¿Por qué no sólo haces tú trabajo?- Le dije.

- D-De acuerdo...- Contestó, nervioso y asustado.

Presentaré un frente valiente y abusaré verbalmente de las personas sin ninguna razón.

Ese es mi mal hábito.

Tomé unas cajas con algunas de mis pertenencias dentro con un pequeño carrito con ruedas, y me dirigí hacia el edificio.

- Oh, Ririchyo.- Me dijo alguien desde atrás. Me sorprendí y volteé a ver.- Parece que lo hiciste.

- Oh, es Sorinozuka. No te he visto en mucho tiempo.- Le contesté, con mi clásica sonrisa arrogante.

- ¿Te odian por tu propia hostilidad infundada otra vez?

- Hmp ¿De qué estás hablando?- Dije, cruzándome de brazos.

- ¿Eso es todo lo que trajiste?- Cambio de tema, apuntando con su dedo a las cajas que yo llevaba.

- Ellos traen el resto.- Dije agarrando el carrito y dirigiéndome hacia el edificio.

- Oh, ya veo.

- No actúes tan preocupado por mí. Vivimos cerca unos de otros, pero eso es todo lo que tenemos en común.

- Pero sé mucho sobre ti.- Dijo Sorinozuka pensativo- Como lo que hiciste en sexto grado...
Unas niñas te invitaron a almorzar y tú le dijiste algo como "No eres más que una oveja". Eso es lo que les dijiste, pero lloraste después.

-¡No estaba llorando! ¡Esa era una reacción alérgica!

- Escribiste una carta de disculpa muy educada después de que peleáramos.

- ¡No lo hice! ¡Estaba practicando mí escritura!- Le dije, abriendo las puertas del edificio.

Este lugar tiene un apodo: Ayakashi Kan. Su nombre real es Mansión de Ayakashi. Un complejo de apartamentos para la súper elite, donde sólo los elegidos pueden vivir.
Eso es lo que el público debe pensar.

Entré, mirando el largo pasillo con puertas a cada lado y me dirigí hacía el ascensor con Sorinozuka.
Pulsé el botón cuatro y subí.

Vine aquí para estar sola...

- Estoy en la habitación tres. Llamame si necesitás ayuda.

- Hmp. Gracias por venir.- Le dije, mientras las puertas del ascensor sé cerraban dejándome sola, en otro largo pasillo.
Pase mirando algunas puertas, buscando la habitación cuatro.

- Habitación cuatro... eso es todo.- Dije, encontrando la puerta, a nadie en particular.

Tomé el carrito con las cajas, una sé me callo al suelo. Me agaché a recogerlo.

Esta muy pesado... No creo que...

Unas manos con guantes tomaron la caja.

Un joven. Con el cabello rubio, casi blanco con hermosos ojos. Llevaba puesto un traje gris, con una corbata rojiza.

Me sonrió.

Me quedé como embobada por un momento al desconocido.

Volteé hacía otro lado y dije:

- Hmp ¿Tengo que darte las gracias ahora?

El joven retrocedió y puso la caja en el carrito. Sé volteo, sé acerco y se arrodillo frente a mí.

- No. Por favor, no gastes tales palabras conmigo. He esperado tanto tiempo para conocerte, Ririchiyo-Sama.- Dijo, alzando la vista, con una cálida y dulce voz.

Oh Dios. Esta... ¿Esta llorando?

- A partir de hoy, es mí deber de velar por su seguridad. Mí nombre es Miketsukami Soushi.

- Mí seguridad.- repetí- Así que eres del Servicio Secreto. Yo no firme ningún contrato para ti.

***ALGÚN DÍA LO VOY A SEGUIR***