‹Capítulo 6›

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— ¡Teeeerl, ya lleguéee! —grita una mujer apareciendo en la puerta de su habitación, encontrándose con una sorpresa—Oh, no sabía que aún estaba la visita.

Ellos estaban muy avergonzados, aunque no hubieran hecho nada "inapropiado", realmente no esperaban que apareciera la madre de Terl.

— Hmm... Bueno, yo voy a estar preparando el desayuno. Por cierto, tú eres la famosa Eintalí, ¿cierto? Mi hijo me ha hablado mucho de ti, me alegra estar conociéndote ahora.

Eintalí no podía ni hablar, se había quedado de piedra, hasta que habla él.

— Mamá, espéranos en el comedor, ¿sí? Ayer ella pasó por un momento complicado, y ahora tú apareciste de la nada, tiene bastante por asimilar. —no lo dice de buena ni de mala manera.

— Está bien, está bien. Yo los esperaré hasta que estén listos. —y sin nada más que decir, retoma su camino a la cocina.

—él suspira y se dirige a Eintalí—. Te voy a dejar un momento sola, por si necesitas pensar en todo lo que sucedió. Yo voy ahora con mi mamá a ver si necesita ayuda con algo. —bosteza y se estira para luego levantarse de la cama e irse por la puerta en la que minutos antes estaba Alice, su madre.

Ella realmente necesitaba ese momento para pensar en todo. ¿Qué era lo que había sucedido en el baño?, ¿por qué su cara había desaparecido dando lugar al de una figura extraña?, ¿y si esa forma media rara era la cara del hombre que la había "raptado"?, ¿o solo era su imaginación?, pero no podía ser su imaginación si se había roto el vidrio también... Necesitaba contarle todo a Jane, ella seguramente la comprendería y no la trataría de loca.

Eintalí se levanta de la cama, aunque primero se arregla la ropa, había quedado demasiado arrugada. Necesita ir al baño, pero le da miedo de que le vuelva a suceder lo mismo así que trata de aguantarse, y al final termina decidiendo no ir.

Al rato baja, ya estando allí trata de saber en que lugar están Terl y su madre, hasta que escucha una conversación entre ellos, ella no es mucho de esas personas que les gusta escuchar las conversaciones ajenas, pero esta en específico le había llamado mucho la atención.

— ¿Y? ¿qué pasó anoche? —pregunta Alice muy enojada, sabía que su hijo era cuidadoso, sin embargo tenía miedo.

— Ya te dije cinco veces que no pasó nada entre nosotros anoche, solo que nos quedamos dormidos, nada más. —suspira— Además, si hiciéramos algo, a ti no te tendría que importar.

—ella lo mira como si no lo reconociera.— Bien, no necesitas contarme nada, si hiciste algo o no, está bajo tu propia responsabilidad, sabes que no estamos demasiado bien económicamente como para que embaraces a alguien.

— Basta, ¿no me crees? Está todo genial, pero al menos yo sé que no hice nada, es lo único que me interesa. —la mira un poco enojado, y decepcionado porque su propia madre no le cree.

La chica que estaba escuchando todo desde afuera entra como si no hubiera pasado nada, como si recién llegara.

— Hola... —dice tímida.

— Oh, hola, querida —dice Alice mientras cocinaba.— Por favor, siéntate junto a Terl.

—él le corre la silla para que se siente— Cuidado con lo que digas. —le susurra al oído cuando ella ya se sentó.

— Querida, espero que te guste el bacon y los huevos fritos.

— Claro que sí, señora. —temerosa.

— Mamá, por favor no la pongas nerviosa. —le dice él.

— No le dije nada como para ponerla nerviosa, estamos hablando tranquilamente, tú eres el que está nervioso, deberías tomarte un té.

«7 Desafíos.»Where stories live. Discover now