capítulo uno.

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DOMINGO, 3 DE ENERO.
MADRUGADA, AFUERAS DE SEÚL - COREA DEL SUR

Está saliendo de Seúl,
¡vuelva pronto!

Hyunjin miraba al cartel con recelo mientras se alejaba, este se hizo cada vez más pequeño hasta desaparecer por completo de su vista. Soltó un bufido por lo bajo, acción que para la persona al volante no pasó desapercibida.

─ Hyunjin... ─ susurró Jeongguk mirándole por el retrovisor. El menor abrió la boca y volvió a cerrarla las tres veces que lo intentó porque no tenía nada que decir, de todas formas no era como si pudiera evitarlo por siempre.

— Sé que nada de esto es de tu agrado, para mí tampoco a decir verdad, pero es necesario ─ su silencio no le dio una respuesta clara al mayor ─. ¿Puedes darle una oportunidad? Solo pido una, una pequeña.

Jeongguk frenó el vehículo esperando su respuesta y volteó a mirarlo, él asintió en silencio y el de cabellos castaños volvió a concentrarse en el camino. Mientras más rápido llegasen dejaría de pensar en todo lo que estaba dejando atrás en esta fría madrugada, sus amigos quienes seguramente se preguntarían por la repentina desaparición de lo que quedaba de la familia Kim-Jeon, a su novia y a la casa en la que creció junto a sus padres.

A decir verdad no entendía porque no llamaba "padre" a Jeongguk pero tampoco hacía mucho para cambiarlo.

Buscó su celular en sus bolsillos antes de que rompiera conexión con el resto del mundo para avisar que se iba -aunque ya lo había hecho-, no directamente, a sus amigos.

Decir que jugar a los fugitivos no lo había cansado era no hacer justicia a la verdad porque luego de volver a guardar su celular en el bolsillo trasero de sus jeans, se quedó en su mundo unos segundos hasta que no pudo evitarlo más y cayó en los garras de Morfeo.

4 PM, DOMINGO 3 DE ENERO.

Las repetidas sacudidas en su brazo derecho lo obligaron a abrir los ojos con el ceño fruncido debido a la luz que cegó su visita por unos minutos.

─ Bájate, Hyuni. Llegamos ─ Jeongguk, su padre, se recostó en la puerta del copiloto para dejarle bajar.

Árboles, más árboles y una casa en medio de ellos era lo único que logró distinguir al mirar a su alrededor. El sol estaba opacado por la cantidad de nubes que había, daba la impresión de que lloverá pronto.

─ ¿Dónde estamos? ─ él esperaba suburbios alejados o al menos algunas pocas casas en el radar pero no esperaba que, literalmente, hayan cortado con la sociedad.

─ No te lo diré.

─ Eso cuenta como secuestro, ¿lo sabías? ─ dijo el rubio, con una expresión serena.

─No cuenta si soy tu padre ─ no se inmutó ante la mirada inexpresiva que le proveía y sólo siguió bajando las pocas cosas que trajeron en el auto ─. Nuestras cosas llegan en la semana.

─ Un asentamiento de cabeza ante un "¡Hyunjin, despierta! tenemos que irnos, vístete" de un adolescente de 17 a las dos de la mañana no cuenta como consentimiento ─ hizo su mejor esfuerzo en imitar la voz de Jeongguk cuando estaba mimicando sus palabras, a lo que caminaba a la par del mayor hacia su "nuevo hogar" a paso lento.

Gguk sólo murmuró un "si esto te hace feliz, mocoso" con un tono burlón en su voz.

El rubio pateó alguna que otra pequeña piedrita que se cruzaba. Ambos sabían que Hyunjin solo quería molestar y así eran las cosas, así sabían que estaban bien entre ellos. Es su "algo" desde que él falleció.

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⏰ Ultimo aggiornamento: Jul 26, 2022 ⏰

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