TOKIO

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Llegue a Seúl.

Un vuelo muy cansado, es de día pero yo quiero dormir, 16 horas de diferencia, creo que debi de suponer este cansancio.

Una señorita muy linda, supongo que un aproximado de 36 años de edad, está esperándome con un cartel con mi nombre

"AMVER 🇲🇽"

A la salida del aeropuerto.
Supuse que era yo.
No me molesto el hecho de que mi nombre estuviera mal escrito, preferí pensar que era un comienzo gracioso, a la pesimista idea de que si este era mi comienzo no quería imaginar mi futuro.

Subí con la señorita Ara, (me parece que ese es su nombre si mal no escuché), a un auto negro lujoso, recorrimos todo Seúl para que yo me familiarizara con el, después de todo sería mi nuevo hogar, llegamos a un departamento en el centro de la ciudad, bastante lindo, moderno, sobre todo hogareño.

Me encantó, simplemente perfecto.


A eso de las 6:30 p.m.
Salí a dar un recorrido por las calles por mi cuenta, no muy lejos para no perderme.

Camine y camine hasta que mi estómago gruñía de hambre, gracias a Dios encontré un "Mac' Donald" aún no estoy lista para alimentar mi cuerpo con comida Asiática.
Aceptaban dólares, era lo que llevaba ya que no había cambiado mi dinero.
Termine mi cena cerca de las 9:30, y salí a seguir caminando, las calles estaban iluminadas por anuncios y letreros de las tiendas.

Muy llamativo.

Caminando comencé a sentir pequeñas gotas en mi cabeza.
Las gotas de comenzaron a convertir en un diluvio.
Como buenos ciudadanos conocedores de su ciudad las personas comenzaron a sacar sus paraguas y cubrirse con ellos, dejando las calles vacías.

"Bien Amber, trae contigo siempre un paraguas".

Fui hasta la estación del subterráneo que Ara mencionó que podía tomar para regresar al departamento.

SORPRESA
Llevaba dólares.

Corrí de vuelta a las calles para encontrar algún alma en peña que pudiera cambiar mis dólares por algún Won.

Nada.

Encontré a una pareja, desgraciadamente no me entendieron, no hablaban inglés ni mucho menos español, por un momento creyeron que los iba a robar.

Hasta que pude ver a un joven corriendo, intentando cubrirse de la pesada lluvia.

Para mi buena suerte hablaba inglés, debido a la lluvia no pude verlo bien, pero claro que era atractivo, y sumarle que me salvo de aquel diluvio.

Después de cambiar mi dinero ambos corrimos en direcciones diferentes.

Ojalá pudiera saber quien es para expresarle mi gratitud.

Mi héroe.




Llegue a casa a media noche, me sentí cenicienta el encanto con el que salí se lo llevo la lluvia.

Después de un baño bastante largo para evitar un resfriado, me coloque mi pijama de estrellas que mamá compro para mi, ni muy caliente ni muy fría.

Perfecta.

Me acurruqué en mi nueva cama y antes de que fueran cinco minutos, ya estaba más que muerta.









Mañana comenzarían las clases.

Buenas noches Amber.
Suerte.

Seven Songs.         KNJ.               (LOVE BOOK 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora