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- Ya te tengo, sujétate firme a mí, ¿ok? - Kyungsoo terminó de ayudar a ponerse de pie a Chanyeol, mientras el hombre contenía su propia herida. Se habían cerciorado de que no hubiera tocado ningún órgano vital, por lo que era capaz de moverse en camino al puerto. Tendrían que irse por callejones y esquinas, para evitar a los agentes de la redada. Aún oían los gritos de la gente que estaban echando a los carros hacia la prisión.

- Nos iremos por las callejuelas del sur. Esperemos no tomarnos con ladrones o timadores. Aunque deben estar todos agitados por la redada y los carros de policía. -

- No hables tanto Yeol, ¡Dios! ¡Vas a sangrar más! - Kyungsoo regañó al hombre en sus brazos, mientras atravesaban calles estrechas y sucias. Los sonidos de pasos tras ellos sólo le ponían de los nervios, sintiendo ansiedad de que estuvieran tras sus pasos, Fueron esos sonidos los que hicieron que alzara la vista, para notar que estaban en un callejón enrejado, sin salida. Procedieron a dar la vuelta, cuando tres agentes los sorprenden, apuntándoles con armas.

- Dos desviados más... ¡Manos arriba, sodomitas!. -

Kyungsoo frunció el ceño, furioso. Comenzó a dejar a Chanyeol sobre una caja de madera, no se iría sin pelear.

- ¿Qué haces hombre? ¡Soo, por favor, no! - Chanyeol intentó tomarlo y detenerlo, pero el sangrado le hizo sisear. Al encarar a los hombres, éstos agrandaron los ojos, reconociéndolo.

- Do Kyungsoo... así que el hijo del juez es un puerco... -

- Tengo contactos. Les irá mal conmigo. Dejénos  ir y serán compensados.... -

Los hombre rieron, mirándolo con burla.

- Tú no vales aquí, puerco. Gente como tú no es necesaria para el Régimen. - Kyungsoo no pudo evitar temblar ante los hombres, que no se inmutaron ante él

- Les daré dinero... - Dejénlo ir.... a él.... - Kyungsoo señaló a Chanyeol, que negó con la cabeza, aterrorizado. - Les daré lo que quieran... Yo... -

- ¡Kyungsoo! ¡No! - Chanyeol intentó levantarse.

- ¡Chanyeol! - un golpe en la cabeza reventó en su mente, volviendo todo negro. El rostro aterrado de Chanyeol fue lo último que vio antes de perder el conocimiento.

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De algún modo, sus movimientos se vieron restringidos después de aquella charla con su madre. Ella, de alguna manera, movió los hilos en la familia Kang, para que los padres de Soyeon adelantaran la boda hacia fines de aquel mes. Eso llevó a que pasara más tiempo obligatoriamente con la muchacha, revisando los lugares, el banquete, los regalos de boda. Él se sentía caer a pedazos. Estar lejos de Fénix, de Chanyeol, levantando ese teatro de mentiras, lo estaba enfermando. Sentía que su cuerpo no le seguía el paso a su mente, y muchas veces el bourbon le ayudaba a mantenerse activo, siguiendo a la risueña e ilusionada Soyeon, y su igual ilusionada suegra. Ambas demasiado preocupadas de que la novia vistiera el último encaje de París, y no de como el novio se iba desencajando con el paso de los días. Su padre no hacía más que recibir las felicitaciones en las reuniones del Club o en el Senado, mientras Kang sólo sonreía satisfecho de la felicidad de su hija, en lo que daba miradas intensas a su futura consuegra.

Todo era una mierda, y nadie podía hacer nada.

Las jaquecas comenzaron a hacerse presente en la vida de Kyungsoo, quien debió postergar sus exámenes finales debido al "estrés prenupcial", lo que fue aprobado sin mayor queja por las autoridades universitarias, próximas a su padre. Eso ayudó aún más a desconectarse de Junmyeon y los suyos, ya que su padre no permitía contacto con el "insurrecto y rebelde" de Kim Junmyeon. Era alguien de oposición para él, y no había cabida para una amistad así. Tampoco había espacio para HyunBin, y Kyungsoo comenzó a resentirlo. Estaba jodidamente solo. La ausencia de Chanyeol era la que más dolía.

Hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora