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La pesada puerta de metal se abrió, dando pasó a un enorme tinglado. El frío le recorrió cada centímetro de su piel, una sonrisa enfermiza pareció ante la sensación. Sus puños se cerraron con fuerza al sentir como era empujado hacia dentro. Sus pies arrastrándose no eran más que un signo de sumisión, al igual que su cabeza gacha y espalda encorbada. Estaba totalmente a su merced. Las cadenas que le ataban pies y manos se volvían más pesadas cada día, dificultándole el paso. Sus muñecas dolían, al igual que su cabeza, pero no tenía el lujo de quejarse. Quiso mirar hacia atrás para ver a su superior, mas solo lo vio de reojo ya que un golpe en las costillas lo hizo caer al piso.

- Camina - y una patada en la cara reafirmó la orden. Wonho vio su sangre derramada en el suelo mientras se levantaba. Obedece.

El ruido metálico le hizo levantar la cabeza, topándose con la imponente jaula. La rutina siempre era la misma: le obligaban a entrar a base de golpes, le soltaban las cadenas y se iban, dejándolo solo por un par de minutos. Pensó que con el tiempo se acostumbraría a la rutina, pero no fue así. "Acomoda tus ideas" le dijeron la primera vez que lo encerraron, luego de haberle quebrado el labio junto con algunas costillas. Sin embargo, ya no había nada más que acomadar. Su mente estaba completamente en blanco. Oía el murmullo de las personas cada vez más cerca. El show estaba por comenzar.

Personas corrían y se estrellaban contra los barrotes de la inmensa jaula. Wonho miraba con asco como trataban de tocarle, simplemente patético. Pero aquella actitud soberbia parecía gustarles, cada mueca de odio era seguida por gritos y vitores. Su personaje ya estaba hecho.

Por un segundo todo se volvió negro. La gente se enloqueció cuando solo quedó iluminada la jaula. Un gran reflector de luz blanca la iluminaba solo a ella, solo a él. "Ya es el momento" pensó cuando los compaces empezaron a escucharse, con los bajos retumbando en todo el lugar. Las palabras salían solas de su boca, sin ningún esfuerzo y sin que el pudiera controlarlas. Su cuerpo era solo un disfraz lleno de odio. "Parece que les gusta" pensó cuando escuchó los gritos después de haber golpeado el piso. Caminaba por la jaula impaciente, impaciente por atacar a cada una de esa personas. Se comenzaba a desesperar. Antes de que pudiera darse cuenta, las luces se apagaron mientras las voces empezaban a ser más lejanas, cayendo al piso con la espiración agitada. Solo era una bestia que servía para entretener.

Las luces volvieron a encenderse, pero él ya estaba completamente solo. Seguía encerrado allí, sintiéndose sumamente pequeño dentro de aquellos barrotes. Alzó la cabeza al escuchar como la puerta de la jaula se abría, dejando entrar a un hombre huesudo con el pelo negro a la altura de los hombros.

- Bien hecho Seokie- odiaba que lo llamasen de esa manera.

Siendo preso de la ira, se avalanzó contra el hombre. Si bien era mucho más alto que él, su extrema delgadez le impedía responder a la agresión. Sin embargo, en sus ojos no había siquiera un rastro de temor, solo observaba como los puños de Wonho arrugaban las solapas de su traje. Se miraron a los ojos por un par de segundos.

- ¿¡QUE MIERDA QUIERES HYUNGWON!? - Gritó con todas sus fuerzas, retumbando fuertemente contra las paredes del tinglado.

Sin tener tiempo a reaccionar, dos hombres lo tiraron al piso, dejándolo inmóvil. Hyungwon se acomodó su ropa y con pereza se agachó para quedar frente a su cara. Lo observó detenidamente, labio roto, un ojo morado y la cara en general llena de moretones. Una risa amarga escapó de sus labios mientras se levantaba. Parecía que se iría pero antes de salir de la jaula, se volvió y un golpe retumbó en el lugar. Wonho estaba tirado en el piso con la cara cubierta de sangre. Un nuevo tajo en la frente se sumaba a las viejas heridas. Sin embargo, en ningún momento apartó su mirada del contrario. Lo estaba desafiando.

Outcast // 2wonTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang